A menudo un esguince de tobillo puede resultar en fractura de peroné, esta lesión traumática es frecuente dentro del ámbito deportivo. Si bien la mayoría de las fracturas se solucionan a través de cirugías, en este caso va a depender de la magnitud y la gravedad de la rotura, ya que es posible resolverla a través de un tratamiento conservador. Conoce que tratamientos terapéuticos están disponibles y cómo puedes ayudar al proceso de rehabilitación a esta fractura.
El peroné es uno de los dos huesos largos que constituye la parte inferior de la pierna, ubicado posterolateralmente a la tibia, es mucho más pequeño y delgado y, a diferencia de la tibia, es un hueso que no soporta peso. En su parte más proximal, está relacionado con la rodilla, justo por detrás del segmento proximal de la tibia, mientras que distalmente constituye el maléolo externo o lateral al nivel del tobillo y guarda relación con la tibia a través de la sindesmosis.
La fractura distal de peroné también conocida como fractura de maléolo o tobillo externo, es una lesión muy frecuente, que puede afectar a cualquier persona, especialmente a aquellas que realizan actividad física con regularidad. Generalmente cuando se produce una fractura externa de tobillo esta suele ser consecuencia de una lesión traumática de tobillo (subluxación, luxación o esguince). Esto suele ser causado por un paso en falso o una caída, o incluso producto de un impacto directo en el hueso. Dependiendo de la posición del pie y de las fuerzas que actúan, pueden ocurrir diferentes patrones de fisura o rotura en el peroné.
Generalmente las fracturas se clasifican según el grado de conminución presente, o sea, dependiendo del grado de división del hueso fracturado existen fracturas: fisuras (grieta, sin división total del tejido óseo), incompletas (amplia grieta, pero el hueso aún mantiene continuidad), completas (el hueso se encuentra totalmente dividido) y múltiples o en conminuta (el hueso se encuentra dividido en varios fragmentos). Siendo más específicos con las lesiones distales de peroné, estas se clasificaban con diferentes métodos, pero, el más usado es el propuesto por Danis y Weber que lo clasifica según su apariencia en radiografías:
En caso de fracturas de tobillo, el peroné es el más frecuentemente afectado. Las fracturas aisladas de peroné comprenden la mayoría de las fracturas de tobillo en mujeres de edad avanzada, ocurriendo en 1 -2 de cada 1000 mujeres caucásicas cada año. La mayoría de los estudios epidemiológicos muestran que las mujeres experimentan el mayor número de fracturas de peroné entre los adultos mayores. Además, las fracturas aisladas de peroné son frecuentes en deportistas jóvenes generalmente debido las cargas repetitivas sobre los tobillos, también suele presentarse en deportistas que practiquen disciplinas deportivas de contacto y en personas que hayan sido arrolladas o que hayan sufrido un accidente automovilístico. Como mencionamos anteriormente esta fractura suele darse como consecuencia de una lesión traumática de tobillo (subluxación, luxación o esguince), este fue el caso del futbolista mexicano Jorge Hernández, quién además de fracturarse el peroné sufrió de una luxación de tobillo a mediados del 2020.
El reporte preliminar de la lesión del ‘Burrito’ Hernández es fractura de peroné y luxación de tobillo#FuerzaBurrito https://t.co/kIjz8dwR6s
— AS México (@ASMexico) September 10, 2020
Los síntomas causados por esta lesión dependen básicamente del tipo de rotura y de las estructuras afectadas en el tobillo. Los síntomas generalmente inician después de la sensación de crujido o chasquido en la zona lateral del tobillo, después de ello aparece dolor intenso en la cara lateral del tobillo, acompañado de hinchazón, enrojecimiento o hematomas en el pie afectado. La persona afectada puede o no continuar caminando posterior a la rotura, pero frecuentemente presenta dolor al pisar el pie o al palpar la zona lateral el tobillo. Dependiendo de la gravedad de la lesión presente, puede haber una importante restricción del movimiento o una incapacidad total para poner peso sobre el pie, con una posible sensación de inestabilidad en la articulación, en caso de que los ligamentos se vean comprometidos. En algunos casos, una fractura de maléolo externo conduce a una mala posición o deformidad de la articulación, así como, además, puede provocar alteraciones sensoriales en el área afectada. en resumen, la sintomatología que indica la presencia de una fractura distal de peroné es:
Esta lesión en el tobillo ocurre cuando se aplica una tensión mecánica excesiva, que el peroné no puede soportar. A menudo se genera producto de una luxación/subluxación de tobillo o de un esguince/torcedura inesperada del tobillo, situación frecuente durante la práctica de diversos deportes (como tenis o fútbol). Una fractura distal de peroné rara vez es resultado de violencia directa sobre el peroné, sin embargo, son concebibles otros eventos traumáticos; los accidentes de tráfico se encuentran entre las situaciones en las que se producen fracturas distales de peroné con relativa frecuencia en el lesionado. Otros factores que limitan la seguridad de la marcha y, por tanto, aumenta el riesgo de padecer estas lesiones son, por ejemplo, problemas del equilibrio (frecuente en adultos mayores), el consumo excesivo de alcohol o desplazarse sobre superficies lisas o irregulares.
Son pocas las medidas preventivas que se pueden tomar para reducir el riesgo de padecer esta fractura, ya que ocurren de manera inesperada. Las únicas acciones que pueden reducir el riesgo de padecer fracturas del maléolo externo están enfocadas en la protección y fortalecimiento de la articulación comprometida, tales como:
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En la zona lateral de la articulación del tobillo se encuentran varias estructuras anatómicas que al lesionarse puede ocasionar la misma sintomatología. Además, teniendo en cuenta que esta fractura ocurre en el contexto de otras lesiones (esguince, luxación, subluxación) se deben descartar la presencia de otras lesiones y afecciones de salud, con la finalidad de lograr el diseño de un plan terapéutico satisfactorio. Algunos de los diagnósticos diferenciales de esta afección son:
La manera más fiable para descartar o confirmar estos diagnósticos son los estudios de imagenología: radiografías o resonancias magnéticas.
El diagnóstico puede determinarse mediante de una radiografía, pero, por lo general antes de indicar un estudio de imagen el médico o traumatólogo realiza una anamnesis y valora la articulación mediante un examen físico, si la rotura de peroné está presente el paciente refiere dolor a la palpación del maléolo externo. Además, se inspecciona el tobillo medial para detectar si hay sensibilidad en el maléolo interno (signo claro de rotura de la tibia).
Si la información obtenida en la anamnesis y el examen físico del tobillo indica la presencia de esta alteración de la salud del tobillo, se debe realizar una radiografía en dos planos (frontal/vista antero - posterior y lateral). Esto es importante para confirmar el diagnóstico sospechoso, evaluar la extensión y el tipo de fractura, además, la indicación de una resonancia magnética (RM) o de una tomografía computarizada (TC) resulta útil para diagnosticar la presencia de otras lesiones y para planificar las medidas terapéuticas apropiadas para el caso.
Los pasos de tratamiento médico adecuados después de una fractura de maléolo externo dependen del tipo de rotura y de la gravedad de la lesión. En principio, es posible un tratamiento tanto conservador (no operatorio) como quirúrgico. Es importante destacar que el especialista sólo puede ofrecer un tratamiento conservador en la medida en que la fractura no esté desplazada y la sindesmosis permanezca intacta.
El tratamiento médico conservador consiste principalmente en medidas estabilizadoras que permitir a los fragmentos fracturados unirse nuevamente. Además, algunos médicos pueden indicar fármacos (principalmente AINEs, es decir, fármacos antiinflamatorios no esteroideos). Siendo así, la terapia conservadora generalmente consiste en la indicación de una férula suropédica o yeso correctivo estabilizador que se mantendrá durante seis u ocho semanas. El tiempo de retiro del inmovilizador depende en gran medida del proceso de curación individual, que el médico controla con radiografías. De igual forma el tiempo que tarda en curarse por completo el tejido lesionado varía de un paciente a otro. Como parte de este abordaje conservador también se indica fisioterapia durante el periodo de inmovilización y posterior al retiro de yeso o escayola.
Las indicaciones para realizar un procedimiento quirúrgico incluyen:
En estos casos, el traumatólogo intenta alinear los fragmentos óseos lo más pronto, a ser posible no antes de 6 – 8 horas. Las excepciones a esto son las fracturas que generan una importante respuesta inflamatoria, en estos casos, la operación se pospone por unos días.
Dependiendo del patrón de la rotura, el tratamiento quirúrgico lo realiza el cirujano con la ayuda de materiales de osteosíntesis (tornillo o placa), o una combinación de ambas. En el procedimiento, el cirujano intenta realizar una restauración con la mayor precisión posible de las relaciones anatómicas de la articulación del tobillo, ya que de lo contrario una carga incorrecta puede provocar un desgaste articular prematuro (artrosis postraumática del tobillo). Si se el ligamento entre la tibia y el peroné (sindesmosis) u otros ligamentos se ven rotos, también se estabiliza con material de osteosíntesis (tornillos especiales). Si la operación fue exitosa, se inmoviliza la articulación operada y el médico le indica al paciente un tratamiento de control de la fractura del maléolo externo mediante radiografías y se indica fisioterapia. Después de un largo período de tiempo (al menos un año) se pueden quitar los tornillos, placas o alambres usados para estabilizar la fractura.
Una vez reparada la rotura presente mediante cirugía, se pueden presentar algunas complicaciones tales como:
Todas estas complicaciones son muy poco frecuentes, ya que generalmente se puede esperar una curación completa. Además, en la terapia conservadora pueden presentarse complicaciones, aunque muy raras, que pueden retrasar significativamente la curación:
Pero, las complicaciones mencionadas anteriormente ocurren muy raramente. Ciertos malestares como entumecimiento o hinchazón. pueden persistir durante unos meses, pero suelen desaparece totalmente. En la gran mayoría de los casos, no se esperan secuelas a largo plazo como dolor crónico o deterioro funcional.
El abordaje terapéutico desde la fisioterapia variará dependiendo del grado de conminución presente, el estado de salud general del paciente, el tiempo de reparación tisular y consolidación ósea, así como del tratamiento médico seleccionado. Dado que todos estos factores son diferentes en cada caso, el fisioterapeuta realizará una valoración exhaustiva previo a la dosificación del tratamiento. Los objetivos terapéuticos en la rehabilitación son básicamente la recuperación del rango articular, fuerza muscular, movilidad, equilibrio y coordinación de la articulación lesionada, con la finalidad de que el paciente pueda recuperar la capacidad de caminar sin ayuda. Por lo general, las intervenciones se dividen durante el período de inmovilización y posinmovilización.
Ya sea que el tobillo fuese inmovilizado como medida terapéutica conservadora o para permitir la reparación posterior a una intervención quirúrgica, las intervenciones que pueden ser realizadas en esta fase son:
En esta fase las intervenciones se enfocan en la recuperación de la funcionalidad y la movilidad del tobillo mientras se alivia la pierna afectada. Para lograrlo realiza intervenciones tales como:
Después de 3 a 6 meses como máximo, los deportes intensamente estresantes para el peroné como el tenis o la carrera son posibles nuevamente.
Una fractura distal de peroné ocasiona variedad de molestias a corto y largo plazo para quien la padece, es por ello que para ayudarte en tu proceso de recuperación te mostramos algunos vídeos con importante información y recomendaciones realizadas por fisioterapeutas expertos en distintas áreas de la salud, los cuales pondrán a tu disposición sus conocimientos sobre esta lesión. Teniendo en cuenta que cada cuerpo es distinto, te recomendamos que antes de realizar algunos de los ejercicios de nuestros vídeos en nuestro canal FisioOnline en YouTube consultes con tu fisioterapeuta.
Los baños de contraste de agua fría o con hielos combinado con agua caliente o templada son utilizados en la rehabilitación de lesiones de este tipo, se trata de una técnica muy útil para mejorar el proceso de rehabilitación y reducir en tiempo de recuperación de fracturas y de inmovilizaciones como las que se realizan en el tratamiento conservador de estas lesiones de tobillo. Si quieres aprender a como realizarlas desde la comodidad de tu hogar, te recomendamos seguir las directrices del siguiente vídeo:
Las fracturas menores o fisuras de peroné se pueden tratar desde un punto de vista menos conservador con una inmovilización relativa u órtesis que permita una movilización precoz y una recuperación muchas veces más temprana de la fractura:
El largo período de inmovilización del pie, puede dejar algunas incomodidades en éste, para lograr despertar esta parte tan fundamental de la extremidad inferior, te recomendamos ver el siguiente vídeo, en el cuál aprenderás un sencillo pero efectivo ejercicio para despertar a tu pierna desde la rodilla al pie:
Después de retirar el vendaje o escayola en una inmovilización después de un largo tiempo, es frecuente que cueste pisar y apoyar el peso del cuerpo en el pie. Para acostumbrar nuevamente a tus pies a la carga del cuerpo, te recomendamos ver el siguiente vídeo en donde un fisioterapeuta experto te mostrara como llevar a cabo ejercicios para volver a pisar y caminar con normalidad.
Queremos ayudarte a que obtengas una recuperación rápida y satisfactoria, por ello hemos diseñado un protocolo terapéutico enfocados en estas lesiones tan frecuentes en el tobillo. A continuación, te mostramos en el siguiente vídeo un protocolo terapéutico constituidos por ejercicios automasajes y estiramientos para el tratamiento de las fracturas del peroné
Después de una fractura de pie o tobillo o un esguince o torcedura de tobillo que hayas sido inmovilizada con escayola o vendaje necesitaremos hacer una recuperación o rehabilitación para poder apoyar correctamente el pie y caminar o andar con normalidad:
Independientemente del tipo de rotura, las fracturas externas del tobillo (o sea las que comprometen al segmento distal del peroné) tienen muy buen pronóstico, si se inicia de manera temprana un tratamiento de estabilización del foco de la fractura, un abordaje de seguimiento de la consolidación ósea y un proceso de rehabilitación adecuado. Las inmovilizaciones duran aproximadamente unas 6 – 8 semanas o hasta cuando el peroné esté lo suficiente consolidado para tolerar carga, en estas semanas se inicia la descarga de peso parcial sobre la pierna lesionada. Después de aproximadamente 2 meses, la carga total de la pierna afectada es posible nuevamente, después de 6 meses como máximo, se pueden volver a practicar deportes estresantes para los huesos como correr o fútbol. Aunque son posible las complicaciones, rara vez surgen con la terapia conservadora o quirúrgica. Tampoco se esperan efectos a largo plazo, como dolor crónico o restricciones funcionales. Las placas y los tornillos se retiran (si se desea) generalmente después de aproximadamente 1 año.