Las enfermedades reumáticas constituyen una amplia variedad de entidades clínicas que tienen en común la afectación de las estructuras que componen al sistema musculoesquelético e incluso alteran la funcionalidad del sistema que nos protege contra bacterias, virus y hongos. En el caso de la espondilitis anquilosante, esta es una patología que puede llegar a ser severa para la persona, debido a que además de afectar a la movilidad de las vértebras también genera manifestaciones en otras áreas del cuerpo, siendo más predominante en el sexo masculino y en adultos jóvenes.
El cuerpo para poder funcionar adecuadamente requiere de innumerables tejidos que a su vez forman órganos, estructuras y sistemas corporales, cada uno importante para que los seres humanos podamos realizar las actividades de la vida diaria y para que podamos desempeñarnos de la forma más adecuada.
La columna vertebral o raquis es una estructura alargada y compuesta de aproximadamente 33 vértebras, que se articulan para permitir los movimientos en distintos planos anatómicos. Por lo que en conjunto tienen la tarea de sostener a la cabeza y de unirse con la pelvis para generar un armazón que combata traumatismos y lesiones de órganos más internos, tal como es el caso de la médula espinal que transita por el canal medular que se sitúa en el interior de las vértebras.
Las vértebras son las principales estructuras óseas que conforman al raquis y que tienen la característica de ir cambiando de forma y tamaño a medida que se va descendiendo, por eso encontramos que las vértebras lumbares son más grandes que las cervicales y las dorsales. Pero aunque son diferentes, todas pueden resultar afectadas por lesiones como las hernias de disco, deformidades como la escoliosis, enfermedades metabólicas como la osteoporosis y patologías autoinmunes como es la espondilitis anquilosante.
La espondilitis anquilosante (EA) o también llamada anquilopoyética es un enfermedad considerada autoinmune e inflamatoria, ya que se presenta porque nuestro sistema inmune comienza a atacar sin sentido a los tejidos de la columna vertebral y de otras zonas del cuerpo que se encuentran sanos, ocasionando la instauración de un proceso inflamatorio. Lo cual genera manifestaciones variadas que van desde dolor, rigidez, osteoporosis, lesiones articulares y limitaciones en el movimiento.
En cuanto a su origen etimológico que se deriva del griego, este término fue acuñado de esta manera ya que la palabra anquilosante significa rigidez o pérdida del rango articular, mientras que espondilitis tiene referencia inmediata con las vértebras que componen al raquis, lo cual culmina con una variedad de síntomas producto de la inflamación en las articulaciones que se forman entre cada vértebra.
"Es una patología que se produce por un cuadro inflamatorio que afecta la movilidad del raquis e incluso la función de otros órganos del cuerpo"
El descubrimiento de esta enfermedad fue realizado hace muchos años, ya que es una lesión que se considera apareció incluso antes de cristo, sin embargo la única persona que lo dedicó un artículo fue el doctor de apellido O´Connor, en los años 1600. Tiempo después fue que se comenzó a describir las características de la enfermedad, destacando entre los hallazgos la inflamación de los tejidos blandos periarticulares, la fusión en las articulaciones del sacro y finalmente los signos clínicos que ayudaban a identificar a estos pacientes.
Las vértebras de la columna son huesos de forma irregular que se mantienen unidos gracias a la presencia de otros tejidos que son más blandos, por lo que cuando se lesionan pueden generar una variedad de síntomas. En el caso de la EA las manifestaciones clínicas son producto de los siguientes procesos patológicos:
Un agente desencadenante de origen ambiental en combinación con factores genéticos, predisponen que una persona padezca de la patología.
Ese agente generalmente infeccioso ataca a las células de los tendones y ligamentos, produciendo que aparezca la inflamación en las superficies de los huesos.
Además de las articulaciones intervertebrales, también existen otras partes del cuerpo que terminan afectadas por la enfermedad, sin embargo en su mayoría tienen en común que pertenecen al sistema óseo. Entre las cuales se encuentran las articulaciones sacroilíacas, la rodilla y tejidos como en el tendón de Aquiles. Otros sistemas alterados incluyen la visión, el corazón y los intestinos.
Aunque las manifestaciones clínicas van a ser muy variadas, los síntomas suelen ser más específicos de acuerdo a la región afectada, por lo que en general lo que experimentan los pacientes se describen en la siguiente lista:
La EA muestra una serie de signos característicos que ayudan a su identificación, esta además al ser progresiva puede presentar síntomas y manifestaciones clínicas por cada etapa en la que se encuentra la persona, por lo que al principio se identifica porque el paciente presenta dolor de cadera y en la columna acompañado de rigidez, luego los dolores van aumentando hasta que aparece la molestia en el tórax, para finalizar con un cuadro inflamatorio que altera la movilidad tanto de las piernas como del raquis.
"La EA comienza con síntomas como el dolor y la rigidez articular, por lo que también es considerada un tipo de artritis inflamatoria"
Apesar de ser una enfermedad antigua que se ha mantenido con el pasar de los años, no se tiene un cifra exacta de las personas a nivel mundial que padezcan de la patología. Sin embargo, en países como España se estima que aproximadamente 180.000 individuos viven con la enfermedad. En cuanto al sexo predominante, anteriormente se creía que afectaba con mayor frecuencia al sexo masculino, pero según las investigaciones las mujeres pueden resultar igual de afectadas, con la diferencia de que los síntomas y signos clínicos se mantienen leves durante varios años, hasta que se establecer el diagnóstico.
Finalmente, referente a la edad de aparición esta sigue atacando a adultos jóvenes, en edades comprendidas entre 20 y 35 años e incluso a personas con menor edad, denominándose en esos casos como Espondilitis Juvenil.
La Espondilitis Anquilosante Juvenil, afecta a los jóvenes generalmente entre los 17 y los 35 años, pero también puede afectar a jóvenes de menor edad. Hay mayor prevalencia en pacientes masculinos que en femeninos. #3AGOSTO pic.twitter.com/y3m6GjK2nE
— Laboratorio Genomik (@LabGenomik) August 3, 2019
Al igual que otras enfermedades autoinmunes, con respecto a las causas de la EA no se conoce un factor preciso que puede desencadenarla, sin embargo los investigadores indican que aquellos individuos con algunos genes en particular son los que desarrollan el problema. Teniendo en común en su mayoría el gen denominado HLA-B27. Entonces, según los estudios el gen anterior más el entorno pueden ser los que propician la aparición del cuadro inflamatorio.
Aunque no se han descubierto causas para que una individuo manifieste este tipo de patología, si podemos encontrar una serie de factores que los individuos con la enfermedad tienen en común, los cuales se han convertido en un factor de riesgo según las investigaciones, por lo que se mencionan a continuación:
Las enfermedades que afectan a la columna vertebral son muy variadas, por eso al momento de la valoración se deben descartar todas aquellas patologías que pueden manifestarse de forma similar, ya que no todas las personas presentan las mismas características cuando se enferman. Siendo en el caso de la EA las siguientes entidades clínicas que se deben eliminar de la lista:
Cuando el médico tiene la sospecha de que su paciente padece de EA, debe realizar una valoración exhaustiva tanto física, como con pruebas complementarias que ayuden a corroborar el diagnóstico, ya que como sabemos esta puede ser confundida con otras lesiones inflamatorias. Por lo que el criterio para el diagnóstico debe incluir una serie de ítems, entre los cuales destacan el tipo de dolor, la localización, la presencia de limitaciones articulares, la inflamación de la sacroilíaca y los hallazgos en las radiografías que indiquen osteoítis, erosiones, calcificaciones e incluso osteoporosis.
Los exámenes realizados por los médicos buscan valorar como se encuentran las vértebras, cadera y los tejidos blandos, por lo que generalmente se indican radiografías. Asimismo es necesario que se analicen los genes, para poder determinar si la persona posee el Gen HLA B27 que se encuentra asociado con la enfermedad. Además, es importante recordar que se deben realizar preguntas con respecto a los familiares, ya que este constituye un tópico para diagnosticar.
Los objetivos y los métodos de tratamiento van a variar de acuerdo a las regiones del cuerpo afectadas y a los síntomas, por lo que algunos requieren únicamente medicamentos para controlar la inflamación y los dolores, mientras que cuando hay alteraciones asociadas se podrá necesitar cirugía, sobre todo cuando la movilidad ha resultado severamente afectada.
Generalmente los fármacos que se indican buscan atacar el proceso inflamatorio así como también relajar la musculatura alterada, por lo que los medicamentos más indicados incluyen AINES, analgésicos y antiinflamatorios. Además cuando la enfermedad se encuentra en fases agudas es común encontrar que se administren fármacos como la sulfasalazina para inhibir la patología activa.
El procedimiento quirúrgico va a depender de la lesión articular que presente el paciente, por lo que se pueden realizar desde Artroplastia, hasta correcciones para reparar fracturas vertebrales y rotura de tendones.
Una vez que se establece el diagnóstico, el paciente es remitido a fisioterapia y a terapia ocupacional para que inicie con el tratamiento correspondiente, el cual debe incluir una serie de intervenciones para disminuir las limitaciones, restricciones en la participación y las disfunciones físicas. Así mismo, antes de comenzar con las técnicas es necesario realizar una valoración de la rigidez, el dolor, los factores psicoemocionales, la amplitud articular y la fuerza muscular.
En cuanto a las técnicas e intervenciones podemos destacar las siguientes:
Cuando se presenta alguna patología que afecte a la salud es necesario considerar abandonar todos aquellos hábitos que pudieron ser desencadenante de la lesión e incorporar rutinas que produzcan beneficios generales para la salud, tal como es el caso de los ejercicios. Es por eso que en nuestro canal de youtube de FisioOnline podrás encontrar una serie de vídeos en los cuales se ofrece información referente a como realizar diferentes tipos de ejercicios.
La columna vertebral es la zona que principalmente se afecta por la EA, es por eso que el paciente debe aprender a realizar ejercicios que incrementen la flexibilidad de la región. Por ejemplo, en el caso de que la zona lumbar presente rigidez puedes realizar las siguientes actividades físicas.
La respiración es un proceso continúo que le permite a nuestro cuerpo obtener oxígeno, por lo que aprender a realizarlo de forma adecuado y al mismo entrenar los músculos que se encargan de ello se convierte en una intervención necesaria cuando hay alteraciones en la salud en general, pero sobre todo cuando hay problemas que impiden respirar de forma adecuada.
Los estiramientos son actividades que conocen muchas personas, pero que no todos saben como realizarlo de la manera más adecuada sin aumentar el riesgo de lesión, es por eso que en el siguiente vídeo podrás encontrar información relacionada con ejercicios para estirar los músculos de la espalda.
El tratamiento de la EA puede convertirse en un problema cuando no se sabe cuales son las bases y los objetivos para tratarlo, es debido a eso que en nuestro canal de youtube encontrará información relativa al tema.
Además de los estiramientos es necesario que se aprenda a fortalecer la musculatura que se encuentra en la espalda, y que suele ser la más afectada cuando hay EA, por lo que en el siguiente vídeo podrás obtener ideas para hacerlo de la forma más idónea cuando un paciente presenta lesión en el raquis.
Apesar de que la EA es una enfermedad autoinmune, esta no tiene las mismas complicaciones que las otras patologías, lo cual le confiere un pronóstico positivo que dependerá del tratamiento y de la disminución de los síntomas. Así mismo, de acuerdo a las investigaciones realizadas con respecto a los pacientes una vez que han recibido el diagnóstico, aunque estos han presentando mejoría existe muy poca probabilidad de que la entidad clínica desaparezca del sistema del individuo, por lo que incorporando cambios en las rutinas diarias, con una alimentación balanceada, evitando el consumo de sustancias nocivas y realizando ejercicio físico de forma regular, el paciente puede mantener su independencia funcional aún cuando la enfermedad no remita.
Sin embargo, es importante recordar que en caso de que no se ataque la inflamación y el deterioro de los tejidos músculo-esqueléticos, pueden aparecer complicaciones en órganos como el corazón, fracturas en el área cervical y problemas respiratorios que pueden aumentar el riesgo de mortalidad.