Las articulaciones son zonas sensibles a lesiones ya que son las que se movilizan para que podamos desplazarnos y al mismo tiempo realizar actividades con otras áreas del cuerpo, por lo que sus traumatismos alteran la funcionalidad del individuo. Existen muchas patologías que pueden afectar a una articulación, sin embargo entre las más frecuentes encontramos la artritis, la artritis reumatoide y la artrosis, las cuales tienen en común que se manifiestan con dolor y con limitación articular. En el caso de la Artritis Reumatoide esta no solo afecta a las regiones mencionadas sino que además alteran a otros tejidos del cuerpo humano.
El término articulación es utilizado en anatomía y medicina para definir a todas aquellas uniones que se forman gracias a las superficies articulares de unos huesos con otros, y que además aunque pueden ser similares cada una es clasificada de acuerdo al movimiento que son capaces de realizar, por lo que encontramos las diartrosis o móviles, las anfiartrosis o semimóviles y las que no presentan movimientos llamadas sinartrosis.
La artritis reumatoide o también llamada AR por sus siglas, es una patología que aunque ocasiona inflamación a diferencia de la mayoría de las lesiones articulares, se caracteriza porque afecta a diversas articulaciones, lo cual le confiere el nombre de poliartritis. Ahora bien, además de afectar a las estructuras de la articulación, también ataca a los tejidos de órganos como el corazón, los ojos, la piel y los pulmones, por lo que es clasificada como una enfermedad reumática y autoinmune.
"El término autoinmune significa que el mismo cuerpo ataca a las células sanas de ciertas partes del organismo"
La AR ha sido analizada con el transcurso de los años debido a la variedad en sus manifestaciones, pero fue en el año 1850 aproximadamente que un individuo de apellido Garrod la describió en uno de sus libros de la época, en el cual también nombro a la gota y a la artrosis. Así mismo, es importante mencionar que después de ese personaje, existieron diversos médicos especialistas en reumatología que se encargaron de ir investigando cada vez más, hasta llegar a los años 1940 cuando se culminó de nombrar de esta forma.
Artritis es un término que proviene de la lengua griega y que se utiliza para nombrar a todas aquellas enfermedades o lesiones que generan inflamación en una articulación, en cuanto a la palabra reumatoide que tiene su origen igual en el griego, tiene cierta semejanza con la palabra anterior, por lo que ambas significan instauración de un proceso inflamatorio en las estructuras que componen a las articulaciones móviles.
Aunque la AR pueda parecer una simple lesión articular, esta enfermedad autoinmune conlleva otras características que ayudan a su identificación, entre las cuales podemos destacar las mencionadas a continuación:
Además de afectar a las articulaciones móviles, es decir a zonas como los codos, manos, pies, caderas, hombros y rodillas, también puede alterar la funcionalidad de otras estructuras importantes para el cuerpo. Entre las cuales la enfermedad ataca a las células de la piel, los ojos, el corazón, el sistema óseo, los pulmones, los vasos sanguíneos y proteínas como la hemoglobina, generando así síntomas variados que empeoran el pronóstico de vida de las personas.
Las enfermedades autoinmunes son todas aquellas en las cuales los componentes del sistema inmune en lugar de atacar únicamente a las sustancias dañinas, terminan produciendo una destrucción de los tejidos que se encuentran sanos, teniendo como consecuencia un degeneración de los mismos.
Entonces, lo que ocurre con esta enfermedad reumática es que los linfocitos T al responder a las células generan la activación de un proceso inflamatorio que conlleva a destruir a las células del tejido sinovial que recubre la superficie de los huesos y así mismo se pierde la función normal de las articulaciones afectadas.
Posterior a que se instaura la inflamación comienzan aparecer los síntomas característicos de la artritis reumatoide, entre los cuales se encuentra como principal el dolor, y como secundarios las deformidades óseas, la rigidez articular, la pérdida de masa muscular, la poca amplitud articular, el aumento de calor local y la presencia de un enrojecimiento en las articulaciones.
"La AR es una enfermedad que afecta al tejido sinovial pero que además incluye la presencia de otros síntomas variados"
Los signos clínicos y la manifestación de los síntomas podrá ser muy variable dependiendo del avance de la enfermedad y de cuando se comenzó con el tratamiento médico y de fisioterapia, por lo que la intensidad, frecuencia y severidad de los mismos se presenta de forma diferente en las personas. Siendo los mencionados a continuación los más característicos:
El primer síntoma que caracteriza a la AR es el dolor que aparece incluso con el reposo y que suele incrementar con el movimiento, luego a medida que la enfermedad va progresando aparecen otros signos típicos de la inflamación, entre los cuales se encuentra la presencia de calor, la rigidez articular y la fatiga.
Aunque la artrosis y la artritis puedan parecer similares, ambas enfermedades tienen causas, diagnósticos y tratamientos diferentes, por lo que es importante que se destaquen las diferencias entre ambas. Las cuales podrás analizar de forma detallada en la siguiente imagen:
Al igual que otras enfermedades autoinmunes que aparecen con mayor frecuencia en el sexo femenino, la AR tiene una incidencia mayor en las mujeres con una proporción de 3:1. Siendo entonces una enfermedad de etiología variable que se manifestaba en el 1% de la población pero que a medida que han pasado los años existen más personas con la patología. Asimismo suele aparecer en individuos que se encuentran en edades comprendidas entre los 35 y 60 años, por lo que se enfoca en los adultos de edad media, convirtiéndose muchas veces en un problema de salud pública por los altos costes que genera la incapacidad para trabajar.
Apesar de las múltiples investigaciones que se han realizado en torno a los pacientes que presentan artritis reumatoide, no se ha descubierto una causa concreta que puede desencadenar la aparición del proceso inflamatorio en las articulaciones. Sin embargo, los médicos opinan que aquellos individuos que presentan factores genéticos asociados junto con un entorno inadecuado, pueden generar que desarrolle este tipo de enfermedad autoinmune, lo que explica porque cuando se diagnóstica la enfermedad también existe un familiar con la misma patología.
¿Qué es la #artritis reumatoide y por qué se produce? https://t.co/SCKf9rc7wg pic.twitter.com/vIcGEuWlZX
— Artritis Hoy (@ArtritisHoy) September 14, 2020
Los factores de riesgo son todos aquellos sucesos o actividades que pueden predisponer que una persona padezca de una enfermedad en comparación con otro individuo del mismo entorno. Por ejemplo, en el caso de la AR los factores incluyen los siguientes:
Las enfermedades de este tipo no pueden ser prevenidas cuando el desencadenante es un factor genético, sin embargo para evitar aumentar el riesgo de padecerlo se recomienda mantener una alimentación balanceada, realizar ejercicio físico regular, disminuir el consumo de alimentos ricos en azucares y grasas, consumir suficiente agua, evitar el tabaco, realizar actividades recreativas y controlar las situaciones estresantes.
Cuando se ha llegado a la conclusión que el individuo padece de AR se recomienda a las personas realizar cambios en sus respectivos hábitos, sobre todo cuando eran nocivos para la salud. Por lo que la alimentación toma un papel importante para evitar recidivas y cuadros donde se exacerban los signos clínicos, siendo recomendable que se evite el consumo de alimentos como las carnes rojas, el exceso de azúcar, los mariscos y aquellos aceites que tengan mucha cantidad de grasas.
Cuando comienzan aparecer los signos y la persona asiste el médico es común que se realicen diversas pruebas, ya que esta es una patología que puede ser confundida con otras enfermedades autoinmunes y reumáticas. Por lo tanto es importante descartar las siguientes entidades clínicas:
Una vez que la persona asiste al centro asistencial porque ha percibido cambios moderados en su salud en general, el médico comienza con una serie de preguntas que abarcan desde los antecedentes, hasta el tiempo de aparición de la enfermedad y los signos asociados. Posterior, se ejecutan pruebas manuales, se indican una serie de pruebas para descartar otras patologías y para poder corroborar el diagnóstico indicado.
Además de lo anterior, también existen ciertos criterios diseñados por la Asociación Americana de Reumatología para ayudar con el diagnóstico correcto, los cuales incluyen:
Además de la evaluación y la valoración manual, se indican una serie de exámenes complementarios para confirmar el diagnóstico, entre los cuales se incluyen las radiografías para observar la membrana sinovial y el desgaste, la resonancia magnética y las pruebas de sangre enfocadas en observar los niveles que indiquen inflamación generalizada.
"Una vez que se establece la patología se debe ofrecer información al paciente relacionada con los tratamientos y medicamentos disponibles"
El tratamiento a nivel médico no va a ser llevado por un solo profesional de la salud, sino que por el contrario es necesaria la colaboración de un conjunto de profesiones para poder proporcionarle al paciente las mejores intervenciones. Por lo tanto resulta necesario que la persona sea abordada desde áreas como la reumatología, psicología, fisioterapia, podología, dermatología, terapeuta ocupacional y en algunos casos por el cirujano.
En la mayoría de las situaciones que se requiere de cirugía es debido a que el individuo presenta mucha inflamación de la membrana sinovial, rotura de tendones, inestabilidad y desgaste articular.
Los fármacos que se indican en este tipo de pacientes son muy variados ya que no todos requieren los mismos efectos, por eso encontramos entre los más comunes los corticoides, los analgésicos, los inmunosupresores para disminuir la eficacia de los componentes del sistema inmune y algunos más específicos llamados medicamentos antirreumáticos.
Aunque no existen tratamientos destinados a eliminar por completo la artritis reumatoide del cuerpo del paciente, si se han innovado intervenciones que disminuyen los signos clínicos y con esto se mejora la calidad de vida. Por lo tanto la fisioterapia se convierte en un área de tratamiento necesario para cualquier persona que padezca de AR.
Primero se debe valorar la funcionalidad con distintas escalas así como la intensidad de los síntomas, las deformidades, la fuerza muscular, la amplitud articular y la estabilidad de las articulaciones. Todo esto con el fin de establecer los objetivos más idóneos para la condición del paciente.
Posterior a la evaluación se comienza con el tratamiento, destacando entre sus técnicas:
El dolor, la inflamación y la rigidez articular son signos que se pueden controlar gracias a distintas técnicas de fisioterapia, es por eso que en nuestro canal de youtube de FisioOnline podrás encontrar información relacionada con ejercicios, masajes y algunos estiramientos para tratar la artritis reumatoide.
Los músculos del brazo son los que se encargan de la movilidad de los miembros superiores, por lo tanto deben ser trabajados constantemente. En el caso de la AR es recomendable que los pacientes aprendan los estiramientos correctos para evitar otras lesiones y para incrementar la flexibilidad.
Los ejercicios en sus diferentes modalidades e intensidades pueden generar diversos beneficios para la salud de las personas en general, pero sobre todo para aquellos individuos que se pasan la vida con dolor. Es por lo anterior, que en el siguiente vídeo obtendrás información sobre sus efectos positivos.
Las articulaciones de las manos son algunas de las afectadas por el proceso inflamatorio, por lo que un automasaje realizado con los principios adecuados puede ayudar a disminuir los dolores musculares que se producen por la afectación de la membrana.
Como ya sabemos la AR no solo afecta a las articulaciones sino que además altera a otras regiones del cuerpo, por lo que el pilates terapéutico es una buena manera de mantener a las pacientes activos y al mismo tiempo generando cambios en la fuerza muscular, resistencia y flexibilidad.
El pronóstico de vida en los pacientes con enfermedades autoinmunes puede ser muy variable, ya que en su mayoría dependen de las alteraciones en los otros sistemas corporales, los cuales serán los determinantes de las discapacidades en el individuo. Por lo que de acuerdo a las lesiones asociadas encontraremos personas con un promedio de vida que puede ir desde los 4 años después del diagnóstico y tratamiento, hasta muchos años más si se logra detener el deterioro de los tejidos.