La amputación femoral, transfemoral o también llamada amputación por encima de la rodilla, es un procedimiento quirúrgico complejo compuesto por diferentes pasos y justificado por variados factores causales (traumatismos, enfermedades, tumores). Teniendo en cuenta que se trata de un procedimiento bastante complejo, que requiere un proceso de rehabilitación multidisciplinario, para evitar que las complicaciones asociadas desmejoren la calidad de vida de la persona amputada. Conoce más sobre este procedimiento a continuación:
Una amputación por encima de la rodilla implica la separación de distintas estructuras anatómicas, es por ello que antes de desarrollar este tema más a fondo, es importante hablar un poco acerca de la constitución anatómica del muslo, haciendo énfasis en las estructuras que guardan relación con el fémur:
El área femoral o del muslo guarda relación con dos importantes articulaciones: la cadera y la rodilla, lo que significa que el mismo actúa y permite el correcto funcionamiento tanto en la articulación de la cadera como en la articulación de la rodilla. Este segmento del cuerpo se encuentra dividido en tres compartimentos, cada uno de ellos contienen diferentes músculos y estructuras neurovasculares que recubren al fémur. Comenzamos describiendo al compartimiento anterior que contiene el músculo sartorio y el grupo cuadricipital formado por: vasto lateral, vasto intermedio, vasto medio y recto femoral, y nervio femoral que los inerva. El compartimento medial contiene el aductor mayor, aductor largo, aductor corto y gracilis, también contiene la arteria y la vena femoral. Estos músculos reciben su inervación del nervio obturador, excepto el aductor mayor, que recibe inervación del nervio ciático. Finalmente, el compartimento posterior contiene el bíceps femoral, semitendinoso, semimembranoso y nervio ciático, así como las ramas del nervio ciático que lo inervan.
Proveniente del latín amputatio, el término amputación significa cortar o separar, lo que nos ayuda a definir a la amputación femoral como una intervención quirúrgica en la cual se separa parte de la pierna del resto del cuerpo cortando el fémur y las estructuras anatómicas por encima de rodilla con el objetivo de crear un muñón (extremidad funcional) dinámicamente equilibrado con buen control motor y adecuada sensibilidad e irrigación, que permita la correcta adaptación de una prótesis, permitiendo así la preservación de la salud y funcionalidad de la persona amputada.
El término amputación es proveniente del latín amputatio, que significa cortar o separar..."
Este procedimiento quirúrgico puede ser necesario por diversas razones, las más destacables son: traumatismo, infección, tumor y compromiso vascular. Tratando de un procedimiento altamente complicado, varias complicaciones fisiológicas y psicológicas pueden presentarse después del procedimiento, más adelante en el artículo te hablaremos de ellas. Sin embargo, la mayoría de estas complicaciones pueden prevenirse y resolver mediante un enfoque multidisciplinario constituido por el trabajo en conjunto de variados profesionales: traumatólogos, ortopedistas, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, psicoterapeutas, terapeutas del dolor entre otros...
Las amputaciones han estado presentes desde el comienzo de la humanidad, principalmente usadas para lograr la supervivencia de una persona enferma. Los primeros registros encontrados de esta cirugía fueron realizados por Hipócrates (460 a. C. - 370 a. C.), quién describió el uso de torniquetes en la amputación. Esta intervención no tuvo muchos avances en los años posteriores, siendo realizadas en la edad media por barberos o cocineros. Precisamente fue un barbero el que mejoró el método operatorio propuesto por Hipócrates, el barbero y también cirujano francés Ambroise Paré, quien en 1529 además, de mejorar las técnicas de amputación, fue el primero en desarrollar una prótesis para amputaciones por encima de la rodilla, la cual constaba de un arnés ajustable y una bisagra de rodilla con control de bloqueo fabricadas con cuero, papel y pegamento. A medida que ha pasado el tiempo, la técnica de amputación femoral ha ido evolucionado, integrándose los conceptos de estabilización muscular y los principios biomecánicos que permiten hoy en día aumentar las probabilidades de disminuir las complicaciones asociadas y de proveer una marcha y vida funcional a la persona amputada.
A pesar de los avances en la medicina, la industria y la tecnología, la amputación sigue siendo una de las principales causas de discapacidad. Aproximadamente 159.000 amputaciones de miembros inferiores se realizan cada año. Se espera que la prevalencia de amputaciones aumente el doble entre 2005 y 2050. En el caso de la amputación femoral (por encima de la rodilla) esta comprende aproximadamente el 27% de todas las amputaciones de miembros inferiores. La amputación es posible en cualquier grupo de edad, pero su prevalencia es mayor entre las personas de 65 años de edad.
Aproximadamente 159.000 amputaciones de miembros inferiores se realizan cada año..."
Con respecto a las causas relacionadas, de 1.6 millones de personas que viven con una amputación, el 45% ocurrieron debido a una amputación traumática. Una causa menos frecuente de la amputación femoral es la infección o complicación de una artroplastia de rodilla, un estudio epidemiológico realizado en Estados Unidos indicó que la incidencia de amputación por estos motivos fue del 0,41% en 2409 casos. de las personas famosas que han pasado por este procedimiento destacamos al atleta paralímpico Puseletso Mabot, quién sufrió una amputación femoral a los 5 años producto de un traumatismo.
Cuando tenía 5 años e iba camino de la escuela, le atropelló un camión. Le tuvieron que amputar la pierna derecha y hasta los 8 no tuvo su primera prótesis. Puseletso Mabot, de 14 años, ha batido el récord mundial paralímpico en 200 metros https://t.co/ZhLirvSP5t pic.twitter.com/PtO4sktjXS
— MARCA Polideportivo (@MarcaTMF) August 3, 2019
Las indicaciones más comunes incluyen enfermedades de los vasos sanguíneos, que conducen a un bloqueo de los vasos sanguíneos debido a trastornos circulatorios. Estos incluyen enfermedad oclusiva arterial periférica, también abreviada como EAP, y enfermedades vasculares que resultan de la diabetes mellitus. Tal oclusión vascular dificulta el flujo sanguíneo adecuado a la pierna, que como resultado el tejido de ésta puede morir (necrosis).
Otra indicación para este procedimiento son las infecciones agravadas en la pierna, las etiologías pueden incluir heridas diabéticas que no cicatrizan, infecciones prótesis de rodilla, fascitis necrotizante o casos de pacientes inmunodeprimidos. Para evitar que las bacterias de estas condiciones lleguen al resto del cuerpo a través del torrente sanguíneo y el sistema linfático y pongan en peligro la vida de la persona, el médico en algunos casos indica la realización de una amputación.
Esto también se aplica a los tumores malignos. Ya que en algunos casos para evitar que las células tumorales malignas se propaguen por el cuerpo, es necesario la completa eliminación mediante la completa extracción de la pierna. Otras indicaciones incluyen, las lesiones o malformaciones congénitas que hacen que una extremidad no se pueda utilizar pueden provocar una amputación femoral.
Teniendo en cuenta que este procedimiento quirúrgico es una alternativa terapéutica extrema para salvaguardar la vida de la persona ante la presencia de una enfermedad, es importante prestar atención y prevenir las principales causas asociadas, siendo muy frecuentes las complicaciones de la diabetes, como la enfermedad vascular periférica, las heridas abiertas y las infecciones. La prevención y el manejo terapéutico temprano de la diabetes y los problemas de circulación de las extremidades inferiores pueden reducir en gran medida el riesgo de desarrollar afecciones que lleven a la necesidad de amputación femoral. Algunas acciones que ayudan a prevenir estos problemas cuando se padece de diabetes son:
No existe un estudio o una única prueba que permita a los médicos decidir si cuando es necesario amputar la pierna por encima de la rodilla. Inicialmente una vez que se han agotado todas las opciones terapéuticas para resolver algunas de las distintas afecciones anteriormente mencionadas, es necesario valorar la extremidad afectada con la finalidad de establecer no sólo si es viable este procedimiento, sino también para establecer el estado de salud en general, el nivel de amputación y la técnica quirúrgica a realizar.
Para ello, los médicos llevan a cabo una serie de pruebas de laboratorio (sangre, cardíacas, etc.) y de imagen (angiografías, radiografía, resonancia magnética, tomografía computarizada) que permitirán confirmar el estado de las estructuras del muslo y el estado general de la salud, que permitirán suspender o confirmar la operación. Además, la información obtenida en estos estudios permite establecer qué nivel en el muslo está lo suficientemente sano para realizar la construcción de una extremidad residual funcional.
Dado que se trata de una cirugía que generará muchos cambios en la vida de la persona amputada y su entorno, a muchas personas les puede resultar útil buscar asesoramiento que les ayude a sobrellevar estos cambios, por lo cual, además de los preparativos para la operación, se toman medidas anticipadas enfocadas en el tiempo posterior a la operación, por ejemplo, fisioterapia para fortalecer específicamente los músculos involucrados y la selección de cualquier ayuda ortopédica (andaderas, sillas de ruedas, muletas). Otro punto importante es la preparación emocional para la pérdida de la extremidad, aquí la ayuda psicoterapéutica suele ser de gran ayuda.
Como hemos mencionado, el médico en la valoración previa a la intervención establece cuál es el nivel adecuado para amputar la extremidad. Siendo los niveles de amputación femoral los siguientes:
Se trata de una operación larga y complicada en donde el cirujano busca eliminar tanto tejido dañado del muslo como sea necesario, pero no en demasía; la cirugía es realizada bajo anestesia general, salvo que existan razones médicas que indiquen lo contrario (patologías cardíacas y pulmonares). Generalmente, los pasos que siguen la mayoría de los médicos para realizar una amputación femoral son los siguientes:
Tratándose de las complicaciones más frecuentes en la amputación femoral, es importante hablar un poco sobre ellas. La sensación de miembro fantasma es la percepción de que el miembro todavía está presente, y el dolor fantasma incluye diversas sensaciones dolorosas en la parte del cuerpo que ya no está presente. Tanto el dolor como la sensación fantasma generalmente se localizan en la parte distal de la extremidad amputada.
El tratamiento médico en este caso, consiste en un tratamiento farmacológico constituidos por opiáceos, anticonvulsivos, antidepresivos, toxina botulínica y agentes tópicos como la lidocaína. Mientras que el tratamiento desde la fisioterapia está constituido por variedad de intervenciones, tales como: electroterapia o TENS, terapia del espejo, realidad virtual inmersiva (IVR), estimulaciones mecánicas como masaje de muñones, percusiones y vibraciones.
Es de vital importancia la fisioterapia en la rehabilitación de una persona amputada a nivel femoral, para que logre afrontar su nueva situación de vida. Además, contribuye a la reparación de la herida, al ajuste de la prótesis y al entrenamiento que permitirá caminar y desplazarse funcionalmente en su entorno. El objetivo del tratamiento en la rehabilitación es permitir que los pacientes vivan lo más independientemente posible con y sin prótesis. Para lograrlo, es fundamental la integración y comunicación de distintos profesionales: médicos, terapeutas ocupacionales, ortopedistas, terapeutas del dolor, psicoterapeutas, entre otros profesionales de la salud.
Generalmente, el tratamiento fisioterapéutico de una amputación transfemoral se puede dividir en tres etapas específicas, con objetivos e intervenciones específicas, basadas en el estado de salud, el nivel de amputación, las complicaciones presentes, las características individuales de cada persona y los factores personales y ambientales relevantes. Estas etapas son:
En esta primera fase, los principales objetivos a conseguir son un buen manejo del dolor del miembro fantasma (en caso de estar presente) y del edema, una adecuada cicatrización de la herida, un muñón indoloro bien alineado, y un buen estado muscular y articular del miembro amputado y del miembro contralateral. Estos objetivos son primordiales para pasar a la segunda fase. Algunas de las intervenciones que se lleva a cabo durante esta fase son:
Debe comenzar lo antes posible, siempre que la persona amputada cumpla con los objetivos de la fase antes descrita. Es importante destacar que es menos probable que las personas con patología vascular avanzada puedan utilizar un dispositivo protésico debido a la mala integridad de la piel, retraso en la cicatrización y deterioro de la capacidad/resistencia aeróbica. Aquellos que logran ser aptos para una prótesis, pueden requerir un período de cicatrización prologando.
Ahora bien, en esta fase el médico, el fisioterapeuta y el ortopedista (protesista) trabajaran en conjunto con la persona amputada para la selección de los componentes de la prótesis según el nivel de actividad esperado del paciente. La longitud de la extremidad amputada es importante para tomar esta decisión; un muñón muy corto proporcionará poca estabilidad y un pobre brazo de palanca para impulsar la prótesis durante la fase de balanceo. Por otro lado, uno demasiado largo no dejará espacio para los componentes de la articulación de rodilla. Por lo cual, cómo comentamos anteriormente la longitud recomendada para permitir el uso de articulación de rodilla es un nivel medio de amputación transfemoral.
Atmosférico: basado en la presencia de una cámara de aire entre las superficies de los dos revestimientos antes mencionados (interior y exterior). Dentro de esta categoría se pueden incluir los sistemas de vacío.
Anatómico: implica que la prótesis está unida a la pelvis por medio de un sistema de cinturón conectado al liner. Suelen emplearse cuando es imposible utilizar el sistema de suspensión anterior. A veces, se utiliza cuando el sistema de suspensión atmosférica no es suficiente para conseguir una buena unión entre la extremidad amputada y el liner.
Osteointegración: elimina la necesidad de un liner, porque acopla los componentes protésicos directamente con un implante, que une al hueso.
Una vez el dispositivo protésico ha sido diseñado en base a las características individuales del paciente, el fisioterapeuta da inicio a las intervenciones necesarias para lograr la coaptación funcional del miembro artificial y la máxima independencia del paciente. Esto implica, la educación y entrenamiento físico necesario para que la persona aprenda a manejar la prótesis, aprenda a ponérselo y quitárselo él mismo, reeducar la estabilidad en la marcha bípeda, con o sin ayudas técnicas. A diferencia de las personas que tienen una desarticulación de rodilla, una persona con amputación femoral no puede soportar el peso del cuerpo directamente sobre el extremo del miembro amputado, sino sobre los bordes de la prótesis. Normalmente las actividades de deambulación y entrenamiento de la marcha a menudo comienzan durante las semanas 10-11 después la amputación. Además, durante esta fase se debe instruir al paciente con colaboración de un terapeuta ocupacional sobre la necesidad de adaptaciones en el hogar para facilitar las actividades de la vida diaria de forma autónoma y reducir el riesgo de accidentes o caídas.
Normalmente las actividades de deambulación y entrenamiento de la marcha comienzan durante las semanas 10-11 después la amputación..."
El cuidado adecuado de la extremidad amputada por parte de la persona operada es fundamental para lograr su posterior funcionalidad. Para hacer esto, les dejamos algunas recomendaciones:
Nuestro canal de YouTube FisioOnline cuenta con infinidad de vídeos realizados por especialistas en rehabilitación y fisioterapia, que te brindarán oportunos consejos para que reduzcas las molestias posteriores a este procedimiento quirúrgico. Ten en cuenta que los vídeos que te dejaremos a continuación, no podrán remplazar en ningún momento la intervención de un fisioterapeuta, por lo que recomendamos consultarle antes de seguir con alguna de las siguientes recomendaciones indicaciones.
Los baños de contraste de agua fría o con hielos y de agua caliente o templada son utilizados en la rehabilitación de variedad de lesiones, en el caso de un miembro amputado, resulta altamente beneficiosos no sólo en el período posoperatorio, sino también cómo una medida terapéutica a largo plazo para aliviar el dolor y otras molestias. Aprende a cómo realizarla en el siguiente vídeo:
Vamos a mostrar en este vídeo una sencilla manera de masajearse la zona isquiotibial o de los músculos isquiotibiales, que frecuentemente se ve contraída posterior a esta intervención, utilizando para ello nuestras propias manos:
El grupo muscular aductor se ve particularmente irritado y en estado de tensión posterior a esta cirugía, para evitar esta situación es importante mantenerlo relajado mediante técnicas cómo el automasaje. Te recomendamos ver el siguiente vídeo en donde un profesional fisioterapeuta te brindará las directrices necesarias para descargar los aductores:
El acortamiento de la musculatura interna y posterior van mano a mano con la contractura de la musculatura anterior, las cuales pueden resultar contraídas en el posoperatorio de esta intervención, para evitar esto es importante mantener sus fibras relajadas mediante técnicas como el automasaje. Aprende en el siguiente vídeo como relajar al músculo cuádriceps mediante el automasaje:
El suelo pélvico, así como la musculatura abdominal resultan ser importantes para mantener la bipedestación y lograr una marcha eficiente con el uso de la prótesis. Puede potenciar los ejercicios indicados por tu fisioterapeuta con los ejercicios de gimnasia abdominal, los cuales podrás aprender al ver el siguiente vídeo:
El pronóstico de los pacientes que han pasado por esta intervención depende de la razón por la que la cirugía fue necesaria inicialmente. Para aquellos con enfermedad vascular periférica, los resultados son poco favorables; ya que muchos también tienen enfermedades cardíacas asociadas que a menudo llevan a la muerte. Para quienes se someten a una amputación por trauma, el pronóstico es altamente favorable, es normal que en estos casos la pierna puede estar hinchada durante al menos 4 semanas después de la cirugía, para conseguir una óptima recuperación, el paciente deberá trabajar mucho para reacondicionar sus músculos y volver a aprender las actividades y recuperar el equilibrio y la coordinación, esta rehabilitación podría durar un año aproximadamente. En ambos casos el cuidado posterior a la intervención es fundamental y el mismo debe contar con la colaboración no sólo del equipo multidisciplinario involucrado, sino también del mismo paciente.