Las fracturas vertebrales por aplastamiento o acuñamiento vertebral ocurren frecuentemente debido a traumatismos indirectos o como consecuencia de la osteoporosis. En ocasiones este tipo de lesión no causa síntomas y, a menudo, permanece sin ser detectada, pero en otros casos puede manifestarse con dolor durante el movimiento. Dependiendo de la gravedad de la fractura, su tratamiento puede ser conservador o quirúrgico, conoce estos y muchas cosas más sobre esta afección en el artículo a continuación:
Antes de hablar sobre esta lesión vertebral, hablaremos un poco acerca de las características anatómicas de la columna vertebral. La misma está compuesta por un total de siete vértebras cervicales, doce torácicas, cinco lumbares, cinco sacras fusionadas y el coxis. Estas estructuras óseas son estabilizadas y movilizadas gracias a un complejo sistema intervertebral ligamentario y muscular, acompañado de los discos intervertebrales.
Unidas las vértebras forman el canal espinal, en el cual transcurre la médula espinal (parte del sistema nervioso central), además lateralmente discurren otras importantes estructuras: los llamados nervios espinales (parte del sistema nervioso periférico). Si se sobrecarga, las vértebras pueden romperse, o sea, puede producirse una fractura vertebral, esto puede dañar la médula espinal y los nervios espinales cercanos a ella.
Cuando se habla de un aplastamiento o acuñamiento vertebral se hace referencia a un tipo de fractura en la que el cuerpo vertebral pierde altura en alguna de sus proporciones, las cuáles se producen fundamentalmente, por compresión y por movimientos de flexión del tronco en personas con osteoporosis.
La #osteoporosis aumenta la fragilidad de los huesos y favorece, en la columna, la fractura o el aplastamiento vertebral. El mejor tratamiento preventivo es la realización de ejercicio físico. https://t.co/ExPAdrSF8w pic.twitter.com/UCYZllK7Db
— MEDSPINE (@InfoMedspine) June 6, 2019
En la siguiente imagen podrás observar cómo se ven los tipos de fracturas que afectan la región del cuerpo de las vértebras. Esta zona se trata de un segmento semiplano amplio, redondeado y cóncavo a nivel superior e inferior, esta zona de la vértebra se encarga de transmitir y distribuir las carcas axiales sobre la columna con ayuda de los discos intervertebrales, que se encuentran entre cada cuerpo vertebral.
Los tipos de fracturas vertebrales que afectan la región del cuerpo de la vértebra son:
Estas lesiones vertebrales son muy frecuentes en personas de edad avanzada (mayores de 50 años) y sobre todo en las mujeres que tienen osteoporosis, ya que esta enfermedad ocasiona una debilidad ósea que promueve las fracturas vertebrales no traumáticas. Aunque es frecuente en mujeres las fracturas de aplastamiento – acuñamiento vertebral, también los hombres pueden padecerla con un 25% de los casos. Información epidemiológica actual señala que las causas más frecuentes de este tipo de lesiones son: accidentes de tráfico (45%), caídas (20%), deportes (15%), actos violentos (15%).
Las fracturas vertebrales tipo aplastamiento y acuñamiento se producen con mayor frecuencia en los cuerpos vertebrales de la región torácica y lumbar, las mismas se originan producto de cargas axiales ya sean fuertes o ligeras, las cuales la vértebra no puede soportar por lo cual ocurre la fractura. Generalmente las causas que originan fracturas espinales se pueden dividir en dos grupos:
Este grupo resulta principalmente de una aplicación indirecta de fuerza, por ejemplo, cuando se cae aterrizando sobre las piernas, las nalgas o la cabeza desde una altura considerable. Pero incluso traumas simples como un salto mortal en la colchoneta de ejercicios o un frenazo en el estacionamiento pueden provocar una fractura de este tipo. Otras situaciones que pueden conllevar a la aparición de esta lesión son:
Este grupo corresponde a aquellas que se producen sin un accidente traumático, sino que se deben considerar otras causas. La osteoporosis es la causa principalmente asociada en este caso y esto se debe, a que es una enfermedad en la que el hueso pierde masa ósea por lo que se vuelve inestable, volviendo propenso a sufrir este tipo de lesión, incluso con una pequeña cantidad de fuerza sobre la vértebra. Esto sucede a menudo en la región torácica/dorsal inferior y la región lumbar superior.
Además, de la osteoporosis otras enfermedades pueden conllevar a la aparición de fracturas por aplastamiento y acuñamiento no traumáticas, tales enfermedades son:
A pesar de que muchas fracturas vertebrales causan dolor y discapacidad, las fracturas tipo aplastamiento y acuñamiento vertebrales a menudo se las ignora o se las trata como un simple dolor de espalda, ya que en la mayoría de los casos estas se desarrollan de manera progresiva en fracturas no traumáticas, ahora bien, en las traumáticas en evidenciable un repentino dolor adyacente al hueso lesionado, acompañado de sensibilidad al tacto y movimientos restringidos.
Dependiendo de la gravedad de la fractura y la pérdida de altura del cuerpo vertebral, se pueden evidenciar cambios físicos como una proporción desigual desde el tronco hasta la longitud de la pierna. Si la vértebra afectada es de la región dorsal o torácica, la curvatura cifótica de esta se ve alterada lo que conduce al abultamiento del abdomen y a la aparición de hipercifosis.
En muchos casos, las personas afectadas no le brindan la importancia necesaria ya que consideran que esto es un signo normal de envejecimiento. Con estos cambios físicos se presentan fuertes dolores de espalda acompañados de significantes restricciones en el movimiento de la espalda. En casos agravados se pueden presentar déficits neurológicos debido al estrechamiento del canal espinal, tales como: alteraciones motoras, sensitivas y viscerales.
El dolor constante de espalda combinado con el cambio físico y las restricciones funcionales indican la presencia de una fractura de cuerpo vertebral.
En los casos traumáticos solo se puede evitar que ocurra, si se mantienen prevenciones contra la violencia externa, por ejemplo, el uso de cinturones o bolsas de aire al manejar , así como también el uso de protectores de espalda durante los deportes extremos.
Teniendo en cuenta que existe un mayor riesgo de aplastamiento y acuñamiento si se padece de osteoporosis, se debe realizar una medición y revisión constante de la densidad ósea e involucrar actividad física a la rutina cotidiana. La actividad física, como el entrenamiento muscular, el ciclismo, natación y la gimnasia postural, son algunas de las alternativas que reducen el riesgo de padecer una lesión de este tipo en pacientes con enfermedades del tejido óseo.
Otra medida preventiva es una dieta equilibrada rica en calcio combinada con la ingesta de vitamina D, ya que previenen una mayor pérdida ósea y mantienen el sistema óseo sano, fuerte y resistente a las fuerzas externas.
Debido a la presencia de órganos y tejidos blandos en la región torácica, el dolor producto de un aplastamiento o acuñamiento vertebral puede confundirse con otras lesiones o diagnósticos. De igual forma otros diagnósticos pueden confundirse con esta lesión ósea, algunos de ellos son:
La diferenciación entre estas alteraciones se puede lograr mediante estudios de imagenología como resonancia magnética y tomografía computarizada.
El diagnóstico de un aplastamiento-acuñamiento vertebral está compuesto fundamentalmente por dos aspectos, que se describirán aquí brevemente.
El examen clínico y la anamnesis son los primeros pasos para diagnosticar esta lesión, este paso es esencial para sepa que el profesional de salud cómo puede haberse producido la fractura. Por lo tanto, es importante para el especialista preguntar si hubo una caída o un accidente u otro evento potencialmente desencadenante. Además, es importante detectar condiciones preexistentes con respecto al sistema esquelético como la osteoporosis o el tumor óseo. Ciertos medicamentos también pueden promover la inestabilidad ósea, por lo que un historial de medicamentos también es muy importante. El médico traumatólogo o fisioterapeuta también examina la columna en busca de dolor, deformidades, desniveles óseos palpables o movimientos restringidos. Además, también se comprueban las habilidades motoras y sensitivas presentes.
La radiografía es el estudio por elección para evidenciar esta lesión ósea. En el caso de un accidente, que probablemente tenga otras lesiones que lo acompañan, la tomografía computarizada (TC) generalmente se realiza para detectar rápidamente todas las lesiones presentes y para valorar la calidad ósea y conducto raquídeo. Una imagen de resonancia magnética (RM) solo se hace en casos raros y sólo tiene sentido si el médico desea planificar la operación o si sospecha lesiones en los nervios, vasos sanguíneos, ligamentos y tejidos blandos.
El enfoque médico para solucionar este tipo de lesiones inicialmente es conservador, sin embargo, siempre es una opción la cirugía.
Inicialmente el abordaje terapéutico es conservador y está compuesto por la indicación de medicación para el dolor (paracetamol), medidas ortopédicas (corsé de Jewett) para proteger la columna vertebral y promover el proceso de curación de la vértebra lesionada y fisioterapia para la recuperación del movimiento funcional.
Esta lesión ósea por compresión se puede tratar a través de diferentes cirugías:
En estos procedimientos quirúrgicos la curación generalmente no es tan complicada, ya que solo se requieren dos pequeñas incisiones para realizarla. En caso de fracturas frecuentes del cuerpo de la vértebra por osteoporosis, se lleva a cabo una terapia farmacológica y mediciones regulares de la densidad ósea para prevenir nuevas fracturas.
El objetivo principal del abordaje fisioterapéutico es la analgesia del dolor, seguidamente la mejora de la postura para evitar la progresión de la fractura, normalización de la movilidad alterada, fortalecimiento de la musculatura extensora y la recuperación funcional. El tratamiento fisioterapéutico cumple un importante papel en el tratamiento médico conservador y el periodo de posquirúrgico del abordaje terapéutico médico quirúrgico. El mismo se encuentra divido en tres fases, la fase inmovilización, movilización con corsé y pos-inmovilización.
En esta fase es importante la analgesia del dolor, la promoción de la desinflamación y del proceso reparativo a nivel óseo. Para ello se hacen uso de diferentes técnicas y herramientas terapéuticas tales como.
En esta fase se hace uso de un corsé que restrinja los movimientos de la columna vertebral, para promover la reparación de la vértebra fracturada. Para ello las intervenciones son las siguientes:
En esta fase ya no se hace uso del corsé y se promueve la bipedestación y la marcha en la persona afectada, para ello se siguen las siguientes intervenciones:
Consigue las mejores recomendaciones terapéuticas para variedad de enfermedades y lesiones musculoesqueléticas, las mismas son realizadas por profesionales de salud expertos en diferentes especialidades en los vídeos de nuestro canal en YouTube FisioOnline.
Para obtener mayor información acerca de esta lesión que afecta frecuentemente la región dorsal y lumbar del raquis, cómo los factores causales que promueven su aparición, así como los tratamientos indicados para estos casos, te recomendamos ver el siguiente vídeo a continuación:
Teniendo en cuenta que la osteoporosis es una enfermedad que promueve la aparición de este tipo lesiones, importante mantener un estilo de vida activo, para ello te recomendamos integrar el método de Pilates, el cual te ayudará a prevenir posturas inadecuadas que desmejoren la salud de la columna vertebral. Es por esto, que a continuación, te recomendamos ver el siguiente vídeo en donde aprenderás 3 excelentes ejercicios de Pilates para la osteoporosis:
Cuida de tus problemas de espalda y evita las fracturas vertebrales con los fáciles y sencillos ejercicios, para ello te recomendamos ver el vídeo a continuación.
La curación de una fractura de una vértebra por acuñamiento depende en gran medida de la extensión del aplastamiento y acuñamiento. Si varios cuerpos vertebrales se ven afectados y los ligamentos de soporte de la columna se lesionan al mismo tiempo, puede ser que esta fractura complicada, pueda conducir a complicaciones adicionales. Este tipo de fracturas normalmente se tratan quirúrgicamente, siendo la duración del proceso de curación entre seis a ocho semanas aproximadamente. Sin embargo, la recuperación funcional total puede llevar más tiempo que este.
En el caso de fracturas no complicadas, la curación generalmente avanza muy bien y sin daños consecuentes. Generalmente el hueso afectado volverá a ser resistente en unas pocas semanas o meses, dependiendo del dolor, los afectados pueden levantarse después de aproximadamente tres semanas. Como regla general, la fractura se cura totalmente después de 6-9 meses.
El abordaje terapéutico quirúrgico no siempre es necesario para que esto ocurra, siendo la terapia conservadora suficiente para las fracturas no complicadas. Esta terapia generalmente incluye una adecuada protección e inmovilización mediante una órtesis, como un corsé. El tiempo de curación cuando el abordaje terapéutico es conservador es de hasta medio año o incluso más, dependiendo de la ubicación y la edad del paciente. Y a pesar de una buena curación, el dolor y la movilidad reducida pueden permanecer en algunos casos.