¿Alguna vez has sentido un tirón en alguna zona de tu cuerpo mientras corrías tranquilamente, jugabas al fútbol o al basket o tenis, etc.? ¿Habrá sido ese tirón una rotura de fibras musculares? En el siguiente vídeo te daremos algunas herramientas para que sepas si has tenido una rotura de fibras o no y así decidir qué tratamiento seguir.
Vamos a primero explicar cómo está conformado un músculo.
En primer lugar tenemos un hueso. De este hueso se adhiere una estructura blanca nacarada llamada tendón. El tendón es la estructura que une al hueso con el vientre muscular. El vientre muscular está formado en su exterior por una fascia y en su interior por bolsas más pequeñas llamadas fascículos que contienen cada una de las millones de fibras musculares. Las fibras musculares a su vez están formadas por muchas miofribrillas.
En un tirón o desgarro alguna de las estructuras del músculo se rompe (1). No importa si es una sola miofibrilla o si es un fascículo o incluso el vientre muscular completo, pero existe una rotura de alguna de esas estructuras.
Existen distintos tipos de lesión muscular (2):
- Contractura: en la contractura muscular no hay ningún tipo de rotura. Se produce simplemente un espasmo en el músculo que puede ser doloroso, pero no es repentino a menos de que estés realizando una actividad física intensa y se produzca una rampa (cuando “se sube la bola”).
- Distensión o grado I: esta es una lesión muscular menor en donde sí se produce rotura de fibras. Este tipo de lesión permite continuar con las actividades ya que el dolor desaparece o disminuye al siguiente día.
- Rotura de grado II: esta rotura ya involucra a unas cuantas fibras musculares. La rotura puede no ser palpable si se produce a profundidad. Puede producirse un hematoma.
- Rotura de fibras grado III: esta rotura es bastante importante. Sólo con la observación se percibe la rotura muscular y la pérdida de forma del músculo. El hematoma es obligatorio.
- Rotura completa: el músculo se rompe completamente, desde un lado del vientre hasta el otro.
Si la rotura es completa o grado 3 no hay equivocación: inmediatamente sentirás cómo se separa el músculo. En cambio si la rotura es un grado 2 o menor tendrás que guiarte por los siguientes datos:
- Dolor agudo e incapacidad repentina de continuar la actividad.
- Incapacidad funcional (no podrás caminar o correr) con dolor más o menos puntual.
- Inflamación y edema.
- Hematoma.
Si confirmas tu sospecha de que tienes una rotura muscular te recomendamos que desde el primer día realices masajes suaves, ya que es necesario favorecer la circulación para drenar el hematoma. Si el hematoma queda allí se fibrosará y puede generar una mala cicatriz.
¿Qué cosas podemos hacer para que el músculo no se desgarre? Pues aquí te dejamos algunos consejos:
- Correcto calentamiento.
- Estiramiento adecuado luego de entrenar (3).
- Buena hidratación.
- Adecuada nutrición muscular.
- Y una pizca de suerte (porque inevitablemente los accidentes suceden y los desgarros son a veces accidentes).
(1)https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/B9782294703447500283
(2)https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0035378708002026
(3)https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0035378705852385