Si el hombro ya no puede mantener a sus estructuras óseas en una correcta posición, se habla de inestabilidad del hombro. Esto puede ocurrir en caso de una dislocación o luxación de hombro producto de una caída o traumatismo, sin embargo, también puede ocurrir en personas genéticamente hiperlaxas, en donde sus hombros se dislocan incluso sin un mecanismo potencial de fuerza. Conoce más acerca de la inestabilidad en hombros en este artículo:
Para entender mejor esta afección es necesario dar inicio a este artículo, hablando un poco acerca de los componentes estabilizadores del hombro, ya que cuando alguno de ellos está en desbalance o disfunción, dan origen a las inestabilidades que afectan las actividades de la vida diaria realizadas con los hombros. Siendo así, tenemos que la altamente móvil articulación glenohumeral compuesta por los huesos húmero y escápula, trabajan en armonía con ciertos estabilizadores para facilitar el correcto movimiento del miembro superior, dichos estabilizadores son:
La relación entre el húmero y la cavidad es un factor estabilizador importante, cuanto más contacto existe, más estable es la articulación. Las estructuras estáticas encargadas de mantener esa relación son labrum o rodete glenoideo, cápsula articular, ligamentos coraco humerales y glenohumerales inferior, superior y medio.
El labrum, es un marco abultado alrededor de la cavidad cóncava de la escápula (cavidad glenoidea) que aumenta la superficie articular y, por lo tanto, proporciona más estabilidad, esta estructura junto con el complejo capsulo-ligamentario trabajan en conjunto con la finalidad de centrar y estabilizar la cabeza humeral.
Los compresores de la cabeza humeral son los tendones y músculos del manguito rotador (supraespinoso, infraespinoso, subescapular y redondo menor), trapecio, redondo mayor, deltoides, pectoral mayor y menor, dorsal ancho, bíceps braquial, tríceps braquial, romboide menor y mayor, elevador de la escápula y serrato anterior.
El control muscular es muy importante para la estabilidad del hombro, para ello todos trabajan en conjunto y desde distintos ángulos de contracción para permitir la coaptación de la cabeza humeral a la cavidad glenoidea y además estan encargados de mantener el movimiento escapulohumeral.
En la siguiente imagen podrás observar todos los componentes estabilizadores del hombro anteriormente mencionados, desde una vista abierta del complejo articular glenohumeral en el plano sagital, o sea vista desde lado y sin el húmero. Si hay problemas con la interacción de estas estructuras, se deteriora el centrado del húmero y por ende se ve afectada la calidad del movimiento del miembro superior.
El complejo articular del hombro está mínimamente asegurado a los huesos, en contraste con la rodilla o la cadera, esto le permite una gran libertad de movimiento, pero también poca estabilidad. Y a diferencia de otras articulaciones, la glenohumeral está guiada por tejidos blandos: tendones, ligamentos y músculos de los cuales hablamos anteriormente.
Cuando usamos el término inestabilidad de hombro, hacemos referencias a la incapacidad para centrar el húmero de manera segura en la cavidad glenoidea de la escápula (especialmente durante el movimiento), generando un desplazamiento de estas estructuras óseas por encima de los rangos normales, debido a la presencia de debilidad o laxitud de las estructuras estabilizadoras de la articulación glenohumeral. La pérdida de estabilidad glenohumeral puede ocurrir en sentido anterior, posterior o en múltiples direcciones.
Las inestabilidades que puede presentar el hombro suelen ser divididas según la dirección hacia donde se desvían y según el origen de la inestabilidad, te explicaremos ambas a continuación:
Se pueden clasificar las inestabilidades de hombro según la dirección en donde se orientan, podemos dividirlas en multidireccionales y unidireccionales:
Además, se pueden clasificar según su origen, siendo las inestabilidades en la articulación del hombro traumática (adquirida) o atraumática (congénita). Las características de cada una son las siguientes:
Lesión de Bankart: aquí la región inferior-frontal de cápsula articular y sus ligamentos a menudo se rompen. Esto da como resultado una unidad articular inestable.
Lesión de Hill-Sachs: en este caso ocurre un desgarro de tejidos blandos y del labrum en la cavidad glenoidea, acompañado de una fractura tipo hundimiento en la cabeza del húmero, todo esto producto de un desplazamiento traumático de la cabeza humeral.
Las inestabilidades glenohumerales comprende las lesiones como dislocación y subluxación, así como los incidentes producto de la pérdida de estabilidad que comúnmente afectan a la población general. Aproximadamente del 1% al 2% de la población general experimentará una luxación glenohumeral en su vida. Los jóvenes y deportistas de disciplinas de contacto (rugby, baloncesto, fútbol, artes marciales, gimnasia) son particularmente susceptibles a la pérdida de estabilidad en los hombros.
Los jóvenes de 20 años tienen una alta probabilidad de sufrir recidivas en el 60% de los casos, las personas con una edad entre 30-40 años tienen una probabilidad menor con 20%.
Siendo así, la incidencia de recidivas en adolescentes es del 92%. Esto quiere decir que el porcentaje de recidivas, o sea de nuevas luxaciones posterior a una, está más relacionado a la edad que con el grado de lesión.
De los deportistas afectados por esta lesión destacamos al jugador de rugby argentino Matías Orlando, el cual fue operado con éxito de una inestabilidad en su hombro derecho. Tendrá entre 4 y 5 meses de recuperación.
El centro Matías Orlando fue operado con éxito de una inestabilidad en su hombro derecho. Tendrá entre 4 y 5 meses de recuperación. ¡Te esperamos @Tostao_M! pic.twitter.com/3oxML4bW9q
— Jaguares (@JaguaresARG) February 6, 2020
Aquellos que padecen de inestabilidad de hombro, no necesariamente tienen que presentar dolor o inflamación. Sin embargo, los casos sin dolor presentan la sensación o el temor de que el hueso se salga de su lugar durante los movimientos cotidianos, por lo que evitan realizar estos movimientos. Esto puede conducir a restricciones en el trabajo, en el tiempo libre y especialmente durante el deporte, ya que se sienten inseguros y evitan realizar ciertos movimientos con el brazo.
Si se produce dolor, esto suele indicar una lesión sustancial, una reacción inflamatoria de la cápsula articular o signos de desgaste (artrosis).
En estos casos los síntomas se presentan en diferentes situaciones y están asociado a otras lesiones provocadas por la pérdida de estabilidad, tales características del dolor son:
Adicionalmente los síntomas la presencia de inestabilidades en los hombros son similares a la dislocación o luxación glenohumeral. Debido a que las personas que la padecen suelen dislocarse con mayor facilidad.
Como se ha destacado anteriormente en este artículo, existen básicamente dos causas que den origen a inestabilidades glenohumerales, la primera se ve relacionada a factores traumáticos como las luxaciones de la cabeza humeral, las cuales pueden ser anteriores, posteriores, inferiores, superiores o intratorácicas (muy raras), de estas predominan la luxación anterior. La segunda se ve relacionada a factores genéticos y a la degeneración crónica de la articulación producto de inestabilidades multidireccionales o unidireccionales asociadas a la presencia de hiperlaxitud desde el nacimiento. Estos factores pueden alterar el funcionamiento de las siguientes estructuras estabilizadoras:
Si bien no hay un método específico para prevenir las inestabilidades en las articulaciones, es indiscutible el efecto positivo que tiene un buen entrenamiento de musculación, ya que con él es posible ganar mayor fuerza muscular y estabilización en la musculatura de los hombros. Ahora bien, en los casos de que se hayan presentado una luxación de la cabeza humeral se ha demostrado que la cirugía para estabilizar la articulación reduce las posibilidades de que se disloque nuevamente y disminuye el riesgo de perder la estabilidad en la misma. Teniendo esto en cuenta, te dejamos algunas recomendaciones enfocadas en prevenir la inestabilidad de hombro:
Para complementar estas recomendaciones te dejamos en el siguiente vídeo cinco ejercicios de Pilates para estimular el flujo sanguíneo a los músculos de la cintura escapular, mejorar la movilidad, promover la estabilidad de la unidad articular glenohumeral y fortalecer brazos y hombros:
Las características sintomatológicas que puede generar las inestabilidades glenohumerales pueden ser confundidas con otras lesiones o enfermedades del hombro. A continuación, les nombraremos las más frecuentes:
La confirmación o el descarte de alguno de ellas pueden estar sustentado con pruebas manuales, sin embargo, la confirmación de los mismos solo es lograda con estudios de imagenología como radiografías tridimensionales y resonancias magnéticas, ya que con ellas se puede evaluar la integridad de los tejidos del hombro.
El objetivo del diagnóstico además de evidenciar la presencia de inestabilidades es el de identificar la clínica y la causa de la inestabilidad, así como las estructuras dañadas en la articulación glenohumeral. Inicialmente el médico o fisioterapeuta lleva a cabo un interrogatorio exhaustivo en donde se establecerán las limitaciones y las molestias percibidas por el paciente, además se tendrán en cuenta los antecedentes traumáticos como dislocación anterior del húmero o rotura del manguito rotador. Seguidamente se procede a un examen físico preciso, en donde se utilizan pruebas manuales para investigar las causas, el tipo y la dirección en la que se presentan las inestabilidades (frontal, posterior, inferior o multidireccional).
Existen diversas pruebas fiables y con un alto índice de validez para evaluar la estabilidad glenohumeral, las más destacables son:
El diagnóstico también se basa en estudios imagenológicos como los rayos X tridimensionales, con el cual se puede evidenciar el daño óseo en el área del húmero, como la lesión de Hill-Sachs o la lesión de Bankart. Las estructuras óseas y de tejidos blandos del hombro se pueden mostrar con mayor precisión mediante un examen de tomografía computarizada o una resonancia magnética. Estos exámenes adicionales son a menudo necesarios, para evidenciar la presencia de otras lesiones articulares como lesión SLAP, daño a la cápsula articular y otras lesiones acompañantes, como tendinitis del tendón del bíceps o del manguito rotador.
Los pacientes con pérdida de estabilidad postraumática generalmente requieren tratamiento médico quirúrgico, posterior a la reducción de la dislocación. Ya que estos tipos de casos la terapia conservadora generalmente no conduce a óptimos resultados, ni la inmovilización, ni el desarrollo muscular pueden curar en la posición correcta a las estructuras lesionadas o desgarradas por el traumatismo. Sin embargo, los pacientes con inestabilidad atraumática tienen una gran posibilidad de obtener un hombro estable mediante fisioterapia.
Las operaciones de estabilización son necesarias si, además de la lesión al labrum, los pacientes presentan daños a otros tejidos, como defectos óseos en la cabeza humeral o en la cavidad glenoidea. También es posible considerar un procedimiento de este tipo, dependiendo de las causas que originan inestabilidad, por ejemplo, en los casos atraumáticos en donde la pérdida de estabilidad es originada por una cápsula articular laxa, se puede considerar un procedimiento para reajustar la cápsula articular. Adicionalmente existen otras indicaciones, tales como:
Cuanto más tiempo tenga las inestabilidades, más frecuentemente pueden ocurrir las dislocaciones, debido a que el daño de los tejidos blandos, la cápsula y al labrum puede progresar. En estos casos, pueden ser necesarios procedimientos quirúrgicos con correcciones para asegurar un hombro estable.
El procedimiento usado como tratamiento de esta afección es la artroscopia, en esta cirugía se introducen pequeños instrumentos en la cavidad articular glenohumeral a través de 2 a 3 pequeñas incisiones en la piel.
Este procedimiento está diseñado para reparar y reforzar los ligamentos que normalmente mantienen al complejo articular estable, previniendo de esta manera luxaciones.
Además, este procedimiento sirve como método de diagnóstico, ya que a través de la inserción de una pequeña cámara es posible visualizar el estado actual de los tejidos del hombro, y dependiendo de la magnitud de los daños se procede a repararlos en el mismo procedimiento.
Inmediatamente después de la operación, el brazo es inmovilizado durante 4 a 6 semanas usando un vendaje Gilchrist o un inmovilizador universal.
Acompañando a esto, se indica un programa de rehabilitación fisioterapéutica que comienza desde el primer día posterior a la cirugía (posoperatorio), diseñado en base a la gravedad del daño de los tejidos blandos y al alcance de las medidas operativas de estabilización realizadas. La duración de toda la fase de rehabilitación posterior a este tipo de cirugía puede tomar hasta 3 meses.
La base del tratamiento desde la fisioterapia es el conocimiento preciso de cuál de las estructuras articulares dañadas del hombro está causando la inestabilidad. Solo el conocimiento de la causa permite un tratamiento dirigido óptimo.
La inestabilidad atraumática recurrente generalmente puede ser solucionada eficazmente mediante la fisioterapia, sin embargo, la fisioterapia también juega un papel importante en la rehabilitación funcional de la inestabilidad traumática.
El objetivo principal en fisioterapia es desarrollar los músculos estabilizadores del hombro y mejorar la calidad del movimiento y la compleja interacción de las estructuras de la cintura escapular. Las técnicas y medidas fisioterapéuticas utilizadas para lograrlo se diseñarán acorde a las características individuales de cada paciente, pero en general podemos dividir al tratamiento en cuatro fases:
Aquí los abordajes serán enfocados a la obtención de analgesia y desinflamación, en esta fase se hace un uso breve de la inmovilización, si el caso es un posoperatorio de una artroscopia reconstructiva, se cumple un plazo de inmovilización de unas 4 o 6 semanas aproximadamente. En este tiempo se hacen uso de abordajes fisioterapéuticos tales como:
Una vez culminado el período de inmovilización, los objetivos de tratamiento serán enfocados en la restauración de la amplitud articular activa y pasiva, así como de la fuerza y control neuromuscular de los estabilizadores dinámicos. En este tiempo se hacen uso de abordajes fisioterapéuticos tales como:
Si los rangos de amplitud articular y de fuerza muscular son comparables al lado sano, y no se evidencia dolor u otras molestias, se pueden iniciar ejercicios específicos con gesto deportivo y se puede considerar volver a jugar con ayudas ortopédicas. En este tiempo se hacen uso de abordajes fisioterapéuticos tales como:
Una vez completados los objetivos y cuanto a fuerza y rango articular se procede a dar inicio a actividades con mayor demanda, que exijan resistencia por parte de los componentes estabilizadores del hombro. En esta fase se hacen uso de abordajes fisioterapéuticos tales como:
Es necesario destacar que este es un proceso largo que requiere una estrecha colaboración entre el paciente y el fisioterapeuta, para obtener el mejor de los resultados en el menor tiempo posible. Este proceso de rehabilitación y la curación completa puede durar entre 12 hasta 20 semanas, sin embargo, el tiempo de duración es variable según los factores individuales de cada paciente.
En nuestro canal de YouTube FisioOnline, contamos con variedad de videos informativos, desarrollados por profesionales fisioterapeutas especializados en diversas áreas para poder brindarte las mejores alternativas para aliviar tus dolencias. En este caso te dejamos a continuación, vídeos con los cuales aprenderás una serie de ejercicios que te ayudarán a brindarle estabilidad a tus hombros.
La musculatura que moviliza la cintura escapular, es sumamente importante para mantener la estabilidad y la coordinación del movimiento de los hombros, es por ello que te dejamos en el siguiente vídeo fáciles ejercicios para fortalecer la musculatura estabilizadora de la escápula con ayuda de bandas theraband:
Si la pérdida de estabilidad es producto de una lesión traumática del hombro, una vez completadas las fases de reparación tisular de las estructuras lesionadas, te recomendamos que veas el siguiente vídeo en donde se explican con detalle cómo realizar ejercicios de estabilización que ayuden a la salud de tus hombros:
Los músculos que componen el manguito rotador cumplen un importante papel en la estabilidad de los hombros, es por ello que no podemos pasar por alto su entrenamiento. A continuación, aprende fáciles ejercicios de potenciación y fortalecimiento para el manguito rotador.
Los tratamientos quirúrgicos enfocados en la estabilización del hombro posterior a traumatismos brindan óptimos resultados en el 90% de los casos y acompañados de un proceso de rehabilitación desde la fisioterapia los resultados en cuanto a funcionalidad son altamente satisfactorios para el paciente, tanto así que se puede retornar a las actividades de la vida diaria y a los deportes sin mayores restricciones después de 3 meses, sin embargo, el proceso de curación completo de esta afección puede tardar entre 12 hasta 20 semanas. El pronóstico en caso de las inestabilidades atraumáticas es favorable, si se mantienen constantes las medidas de entrenamiento y fortalecimiento de los componentes estabilizadores.