Es bien sabido que el cerebro necesita de una irrigación constante de sangre para un funcionamiento óptimo. Cuando se presenta algún accidente patológico cerebrovascular estamos hablando de un ICTUS, palabra en latín que significa “golpe” o “ataque”. El ICTUS es la interrupción momentánea o definitiva del flujo sanguíneo que puede modificar alguna función del cerebro de manera transitoria o definitiva.
Esta suspensión de circulación sanguínea es, junto al infarto de miocardio, una de las principales causas de muerte en adultos. Miles de hombres y mujeres completamente sanos son víctimas mortales de esta inesperada circunstancia.
Prevención del Ictus. Recomendaciones que pueden salvar tu vida.
Sin embargo, los especialistas aseguran que el 80% de los ICTUS son fácilmente prevenibles con algunas modificaciones en los hábitos:
Verificar la presión arterial es combatir el principal motivo de ICTUS. La hipertensión multiplica por cuatro las probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular.
Hacer ejercicio es primordial para mantener un corazón fuerte y sano capaz de hacer llegar la sangre y el oxígeno necesarios a nuestro cerebro.
Evitar el tabaco es uno de los factores clave para evitar la presencia de ICTUS, sobre todo en jóvenes que actualmente son los consumidores potenciales.
Vigilar los niveles de colesterol es fundamental para impedir que las venas y las arterias se obstruyan.
La presencia de diabetes se considera de alto riesgo, pues afecta los vasos sanguíneos. Es muy importante mantener bajos los niveles de azúcar.
¿Cómo saber si estoy sufriendo un ICTUS?
Algunos indicios claros son el adormecimiento de la mano, de la pierna o de la mitad del cuerpo; verse imposibilitado para hablar o decir palabras sin sentido, pérdida parcial de la visión o dolor de cabeza y vómitos no asiduos. Ante cualquiera de estos síntomas, es vital acudir de inmediato al hospital o clínica más cercanos.
Se trata de una de las principales causas de muerte y se conoce también con los nombres de apoplejía, derrame cerebral, hemorragia cerebral, embolia cerebral, trombosis o infarto cerebral. No todos los ICTUS son iguales, ya que se dañan distintas áreas del cerebro.
Existen dos tipos de ictus, el ICTUS Isquémico que sucede cuando algunas células cerebrales se mueren por falta de oxígeno y el ICTUS Hemorrágico, en el cual se rompen las arterias a causa de una malformación o de presión arterial elevada.
En términos generales, los factores de riesgo son la hipertensión arterial, las enfermedades del corazón, la diabetes, el colesterol alto, la obesidad, el tabaquismo, el sedentarismo o el consumo excesivo de alcohol. Así también, los agentes hereditarios juegan un papel muy importante.
El ICTUS puede causar daños o alteraciones en la capacidad de movimiento, en la sensibilidad, en el habla y en la visión, así como causar grandes cambios emocionales en las personas. La rehabilitación es fundamental para dar tratamiento a estas discapacidades y tratar de rescatar el nivel de autonomía que se tenía antes del evento.
¿Qué puede hacer un fisioterapeuta en el tratamiento del Ictus?
La fisioterapia debe iniciarse de manera inmediata, elaborando un plan a corto, medio y largo plazo y siempre de la mano con la instrucción médica, de tal manera que el paciente pueda recobrar algunas de las funciones dañadas de forma parcial o total. A través de distintas técnicas, el experto es capaz de mejorar diversas áreas perjudicadas: movimiento, coordinación, tono muscular, postura, equilibrio, incapacidad para caminar, alteraciones sensitivas, disfunción pulmonar y trastornos cognitivos, entre otros.
Un fisioterapeuta es indispensable para la pronta y permanente recuperación de un paciente, ya que son expertos que no solo atienden a la persona, sino que también involucran a la familia de manera determinante en la evolución positiva de quien ha sufrido un ICTUS, dándole mayores oportunidades para lograr una autonomía plena, esencial para su salud fisica y emocional.