La esclerosis múltiple es una patología caracterizada por la pérdida de mielina. La mielina es una sustancia que recubre los nervios, por lo que la transmisión del impulso nervioso se va a ver dificultado y ralentizado, produciendo principalmente alteraciones motoras en la persona. Tiene una prevalencia mayor en mujeres, alcanzando aproximadamente el 60% de las personas que padecen la enfermedad. Además, afecta en su mayoría a personas jóvenes, estando la edad más típica de comienzo situada entre los 25 y los 30 años.
Cuadro clínico
La esclerosis múltiple presenta una gran variabilidad de síntomas y signos, que van a variar dependiendo de la localización de las lesiones desminielizantes y la fase de evolución en la que se encuentre la enfermedad.
Clínica en el comienzo de la enfermedad
Alteraciones de la sensibilidad:
- Es común la aparición de parestesias (sensaciones extrañas en el recorrido de un nervio como pueden ser hormigueos, pinchazos, sensación de opresión...) y la presencia de disestesias (las disestesias son parestesias más desagradables, que cursan con dolor) de uno o más miembros o del tronco.
- La hipoestesia o pérdida incompleta de la sensibilidad táctil, térmica y dolorosa o disminución de la sensibilidad profunda, posicional (propiocepción) y vibratoria.
- Sensación de banda constrictiva en el tronco o en los miembros. Las personas que padecen esclerosis múltiple a menudo dicen sentir la sensación de que les sujetan como si estuvieran atados y eso fuera lo que les limita los movimientos.
Alteraciones motoras:
- Pérdida de fuerza en uno o más miembros. Esta pérdida es un signo común en las personas con esclerosis múltiple y frecuentemente se manifiesta en forma de tropiezos o caídas continuas o caída de objetos con mucha frecuencia.
- La tolerancia al esfuerzo se ve disminuida y por tanto, existe una fatiga acosada tras un esfuerzo.
- Parálisis franca (paraplejía, hemiplejía)
- Hiper-reflexia osteotendinosa o ausencia de reflejos cutáneos abdominales. Esto es consecuencia de la alteración de los nervios que van a estar más sensibles a los estímulos o por el contrario van a perder sensibilidad a causa de las lesiones que se han producido en la mielina.
- Signo de Babinski con frecuencia bilateral. El signo de Babinski consiste en la extensión del dedo gordo del pie como consecuencia de una estimulación de la planta del mismo pie y la respuesta normal es la flexión plantar del dedo.
- Alteración del tronco encefálico: disartria (dificultad o imposibilidad de articular palabras), diplopía (visión doble), disfagia (dificultad para tragar), vértigo, nistagmo...
- Alteraciones visuales por afectación del nervio óptico.
- Afectaciones cerebelosas. Dado que el cerebelo es el encargado de la evaluación de los movimientos y de realizar las correcciones necesarias para realizar movimientos armónicos y con una finalidad, las alteraciones del cerebelo se van a caracterizar por la presencia de ataxia.
Clínica en el curso de la enfermedad
Durante la enfermedad se ven afectadas la mayor parte de los sistemas funcionales neurológicos siendo las alteraciones neurológicas motoras, sensitivas y cerebelosas las más frecuentes, de manera menos común se van a presentar también alteraciones troncoencefálicas, esfinterianas, visuales y mentales.
Alteraciones clínicas que se presentan con cierta frecuencia
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Fatiga: afecta al 66% de los pacientes y se exacerba mucho con el calor.
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Atrofia muscular: pueden presentarse signos de afectación de la segunda motoneurona, aunque estos síntomas suelen ser reversibles.
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Dolor: hasta la mitad de las personas que sufren esclerosis múltiple padecen dolor. Las alteraciones más comunes que se presentan en estas personas y que cursan con dolor son: neuralgia del trigémino, convulsiones tónicas dolorosas, o disestesias dolorosas paroxísticas en extremidades.
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Trastornos cognitivos.
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Trastornos afectivos: la alteración más frecuente es la depresión que aparece en tres cuartas partes de los pacientes en algún momento de la enfermedad.
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Neuritis óptica: esta alteración va a cursar con dolor y pérdida de visión como consecuencia de la inflamación del nervio óptico, posteriormente se va a recuperar la visión.
Diagnóstico
El diagnóstico de la esclerosis múltiple se basa en datos clínicos. Con una historia clínica en la que se sugiera disfunción neurológica reversible diseminada a lo largo del espacio y del tiempo, y una exploración que proporcione signos objetivos de esa disfunción es suficiente para encuadrar la entidad como esclerosis múltiple clínicamente definida. Tras la sospecha clínica, es preciso descartar las enfermedades que pueden cursar de modo parecido. Es decir, se va a realizar el diagnóstico diferencial con patologías muy variadas, algunos ejemplos son inflamaciones vasculares, infecciones, tumores, inflamaciones granulomatosas...