"El hombre es el ser que siempre quiere más de lo que puede y siempre puede más de lo que debe"
— W. Wikkler.
El estrés, al menos en su catalogación, apenas cumple ochenta años. Ochenta años parece un término muy reciente para una emoción que probablemente ha perseguido a la humanidad desde que fue creada. Pero analizando todo lo que sucedió en el pasado, y cómo poco a poco hemos ido evolucionando hasta nuestra sociedad modera, nos damos cuenta que en realidad antes se vivía sin estrés.
Historia de la aparición del término ‘estrés’ en medicina y ciencias relacionadas con la vida
En los años 1930 el fisiólogo norteamericano Walter Cannon estudiaba mediante rayos X, cómo en los gatos la musculatura intestinal empuja los alimentos hacia el ano. Cannon pronto comprobó que cuanto más ansioso se encontraba el gato, más se debilitaba la fuerza de los movimientos peristálticos de sus intestinos y se estreñían. El fenómeno asombró al científico: ¿La ansiedad influye de alguna manera desconocida en el proceso digestivo? ¿Era realmente la ansiedad lo que en realidad producía estos trastornos en el sistema digestivo de los gatos? Pues en realidad era estrés. Cannon ya sabía que la secreción de adrenalina aumentaba la presión sanguínea, la presencia de azúcar en la sangre y que inhibía la digestión. Lo novedoso fue su asociación con las emociones como causa de alteraciones orgánicas que, si se perpetuaban en el tiempo, podían provocar enfermedades que hasta entonces no se les había atribuido causa alguna.
Sin embargo no fue Cannon quien acuño la palabra estrés. Fue un bioquímico húngaro, Hans Selye, autor de un estudio sobre la ansiedad, quién acuñó este término: estrés. Selye se dedicó a alterar la vida de sus ratones: daba igual a qué tortura los sometiese, todos respondían con disfunciones orgánicas de todo tipo. El científico trasladó los datos a los humanos, convencido de que contábamos con un sistema capaz de transformar en síntomas físicos factores emocionales como el enfado, la preocupación, el frío, el calor, la falta de sueño... y describió el fenómeno con el término que hoy en día está extendido por todo el mundo. Todas estas reacciones físicas, consecuencia de alteraciones emocionales, que empezaba a observar, forman parte de un proceso evolutivo iniciado antes de que el hombre anduviese de forma bípeda y nos han permitido sobrevivir a lo largo de estos miles de años. El estrés es una emoción con la que cuenta el hombre desde su forma más primitiva, cuando debíamos prepararnos para la lucha o para la huida, y por tanto se puede constatar que se trataba de estímulos muy estresantes y muy intensos, pero cortos, con un principio y un fin delimitados. Como bien explica la fisiología, ese tipo de estrés a corto plazo no provoca prácticamente consecuencias negativas para el organismo, trae consecuencias positivas, ya que es la manera en la que el organismo libera una acumulación de energía que está desequilibrando sus funciones.
Estrés y dolor de espalda, un problema reciente
El problema surge cuando el cuerpo genera reacciones estresantes una tras otra, aunque sean de baja intensidad, permanentes en el tiempo. El cuerpo pasa a encontrarse en un constante estado de alarma. A esta circunstancia hay que añadirle dos hechos que empeoran la situación:
- Está estudiado que hoy en día, en los países avanzados dormimos de media a una hora menos que hace sesenta años, y esto significa que nos reponemos peor del agotamiento que genera el constante estado alarma.
- Estos mecanismos de alarma, generados por el estrés, estaban destinados a “atacar” o “huir”, y sin embargo hoy los soportamos sentados en una silla del despacho, sin desahogar físicamente la energía contenida, manteniendo un estado de desequilibrio nervioso que acaba alterando el funcionamiento visceral.
Por eso, hoy en día intentamos salir de esta situación de alarma constante buscando estímulos estresantes intensos que nos retrotraigan a nuestra vida primitiva: nos disfrazamos de pequeños guerreros corriendo detrás de un balón, o esforzádonos por llegar de primeros en una carrera superando a todos nuestros adversarios, o de forma ficticia bordeamos situaciones límite tirándonos de un puente sujetos por una cuerda elástica,… o inventamos cualquier otra actividad que busque precisamente eso: liberarnos de una carga energética.
Cuando toda esa energía generada por el estrés cotidiano no se libera haciendo ejercicio, el individuo entra en una situación de disconfort que intentará mitigar otorgándose premios y recompensas alimentarias (dulces, café, chocolates,… pura comida basura). Esto suele ser uno de los primeros síntomas de un individuo estresado.
Explicación del estrés desde la medicina moderna
Hoy en día, casi todos las áreas de la medicina asumen que el estrés es una de las causas, a veces la principal, de muchas dolencias que aquejan a los pacientes.
La visión que ofrece la medicina moderna respecto del estrés ofrece dos caras:
Tratar la disfunción como si fuera cualquier otra
Por un lado se reconoce la relación directa entre el estrés y muchas patologías de diferentes especialidades médicas; dermatología, digestivo, ginecología, urología... Sin embargo, la forma de abordar estas patologías es la misma que si el origen no fuera el estrés, es decir, únicamente se trata de aplacar el síntoma, sin tener en cuenta la causa. Los médicos e inclusive fisioterapeutas tratan las consecuencias, las alteraciones; sin tener en cuenta que al no despejar la causa los síntomas continuarán manifestándose y haciendo crónico el problema y más difícil de superar.
Análisis simplista del estrés: toda alteración es producto de una contractura
En el campo que más nos interesa, el dolor músculo-esquelético, el análisis es tan simplista que roza el ridículo; únicamente relaciona el estrés con el aumento de la tensión muscular, sin profundizar mucho más en la relación del estrés (y mucho menos de los problemas emocionales) con las dolencias músculo-esqueléticas.
Explicación del estrés desde la medicina oriental
Observa el siguiente video:
ESTRES. (por Roberto Junquera)
En éste video te explicamos cómo la visión de la medicina oriental explica las alteraciones que se producen el organismo a consecuencia del estrés.
En el video pudiste observar una especie de mapa conceptual que tenía 5 grupos de órganos bien diferenciados. Esta es la manera en la que la medicina oriental explica el funcionamiento de nuestro organismo: entre esos grupos de órganos discurre la energía, de un grupo a otro, de manera equilibrada y con fluidez. Son 5 grupos, cada uno pertenece a un elemento distinto (que para los orientales son la madera, el fuego, la tierra, el metal y el agua). Las emociones alteran la capacidad de nuestros órganos de manejar la energía, y una de esas emociones es justamente el estrés.
Básicamente el estrés actúa sobre nuestro organismo de la misma forma que cualquier sobrecarga o agresión emocional que genere crispación y por tanto afecta en primer lugar al elemento madera de la medicina china (hígado-vesícula biliar) y frecuentemente los primeros síntomas que aparecen son los del elemento siguiente: el fuego (intestino delgado- sistema circulatorio y sistema nervioso) y a largo plazo acaba afectándose el elemento previo: el agua (riñón-vejiga).
Alteraciones músculo-esqueléticas producto del estrés
Esta visión determina respecto al sistema músculo-esquelético la siguiente norma:
Consecuencias del estrés a corto plazo
El estrés a corto plazo provoca somatizaciones en la región dorsal, y sobre todo cervical, siempre hacia el lado derecho. En ocasiones más aisladas también repercutirá en la región lumbar derecha si existe una alteración del intestino delgado (como ya he explicado en el capítulo del intestino delgado).
Consecuencias del estrés a largo plazo
El estrés a largo plazo provoca somatizaciones fundamentalmente en la región lumbar. Por eso, sea cual sea el síntoma que está generando el estrés, una parte del tratamiento siempre irá encaminado a equilibrar el hígado y la vesícula biliar, aumentando así la capacidad de soportar el estrés, por este motivo estos órganos son tan importantes hoy en día en la medicina natural. Secundariamente y en función de los síntomas que se presentan, se tratarán de equilibrar otros órganos.
Es importante recalcar que el estrés que padecemos cada día, sin ninguna connotación emocional concreta (es decir, la sobrecarga de trabajo, las prisas o, simplemente, el que conlleva la costumbre tan extendida hoy en día de quitarle a nuestro organismo horas de descanso o de sueño) en numerosas ocasiones provoca que conflictos emocionales silentes, que hasta ese momento no habían provocado ninguna somatización, comiencen a hacerlo, actuando este estrés como un desencadenante que rompe con facilidad un equilibrio precario.
Biomecánica del estrés. (1ª Parte)
Sabemos que el estrés puede que provoque en nosotros tensiones musculares, dolores de cuello u otras alteraciones. Pero lo que no sabemos es que el estrés cambia nuestra postura, y lo hace de una manera bastante particular. En este video te explicamos todos los cambios que se pueden apreciar en una persona con estrés, sobre todo a nivel del sistema miofascial alterando las cadenas articulares y musculares.
Conclusiones
Te dejamos los puntos más resaltantes de este artículo, para que los tengas en cuenta:
- El estrés es un término relativamente nuevo, que se ha adoptado debido a las tensiones que vivimos hoy en día debido a nuestro trabajo, la falta de descanso y la mala alimentación.
- Existen 2 visiones de tratamiento de lesiones por estrés: la de la medicina convencional, que no le da importancia a la causa real y trata las alteraciones como si fuera cualquier otra causa, y la visión de la medicina oriental, que afirma que las emociones nos producen alteraciones.
- Hay alteraciones por estrés a corto plazo (de la región dorsal y cervical) y a largo plazo (de la región lumbar.
- El estrés cambia nuestra postura de una forma particular.
Toda esta información es parte del libro de Roberto Junquera “El estrés, otras alteraciones emocionales y tu dolor de espalda”..