Se considera la diástasis de los rectos abdominales (1) como el compromiso del tejido conectivo entre los rectos del abdomen por la separación entre ambos. Se afecta por ello la línea media del cuerpo o línea alba, dando muchas veces un aspecto de abdomen con línea media hendida hacia dentro.
No tiene por qué ser así, puede haber habido una previa elongación y separación como en el embarazo, debido a los niveles de relaxina. De hecho, las diástasis, aunque menos frecuentes también se presentan en hombres y puede darse ante la elevación de un peso brusco para lo que el abdomen no está preparado, e incluso por sobrepeso, el cual aumenta la presión abdominal y causa la misma distención de los rectos del abdomen. En los últimos casos, la causa no es la falta de fuerza abdominal sino probablemente una falta de estabilidad lumbopélvica.
Hay estudios que nos indican que el grado de diástasis no se corresponde con la pérdida de fuerza muscular, inclusive personas que realizan ejercicio de modo periódicamente pueden presentarla.
Si vas a hacer ejercicios para la recuperación de diástasis intenta llevar a cabo todos estos puntos:
- No correr, saltar, nadar… eso supone que aumente demasiado el tono abdominal y las vísceras pueden sufrir por ello y comprometer a la línea alba distendiéndola más.
- No levantar objetos pesados, que igualmente aumentan el tono abdominal.
- No hacer abdominales clásicos, lo cual aumenta la presión abdominal y compromete a la línea.
- Al toser coger con las manos los abdominales, para no permitir que las vísceras por la fuerza abdominal puedan comprometer a la línea alba.
- No te levantes de la cama sin ponerte de lado previamente y cuando vayas a agacharte hazlo realizando flexión de rodillas, sin realizar flexión de tronco.
- No usar fajas de contención dorsolumbar, a no ser que se realice un trabajo de carga pesada, por lo cual se puede poner solamente durante el tiempo que dura la actividad.
- Evita un segundo embarazo antes de recuperarte al máximo posible. Aún no hay buena estabilidad lumbopélvica.
- Elimina el estreñimiento definitivamente, puesto que el aumento de presión intraabdominal para la defecación supone un aumento notable de la separación de los rectos del abdomen y puede perjudicar igualmente al suelo pélvico.
Sí, de hecho, forma parte de la fase final de recuperación. Una vez conseguido un buen control neuromuscular de la musculatura abdominal (sobretodo del transverso del abdomen) se debe fortalecer la faja abdominal y conseguir con ello una óptima estabilización lumbopélvica.
Por ejemplo, se puede realizar el comienzo de la fase de recuperación final con running y fortalecer la faja abdominal bien con pilates, yoga o con otros métodos como el Tupler (aunque yo prefiero el pilates), toma de conciencia corporal y reeducación postural para repercutir con ello en el suelo pélvico e incluso ejercicios propios de suelo pélvico, como por ejemplo los ejercicios de Kegel.
Podemos considerar al suelo pélvico y al diafragma como el techo y el suelo de la cavidad abdominal, dándose una alteración de estos también se alteran las presiones intraabdominales, por ello se debe de optimizar la función del suelo pélvico y del diafragma (2).
La diástasis abdominal, por la distensión de la pared abdominal y la falta de un buen control del centro corporal o del core dará alteraciones en la postura y con ello puede ser asiento de dolores de espalda y de hernia de las vísceras abdominales. Suelen darse también problemas funcionales digestivos.
La recuperación puede o no ser completa, aunque normalmente la sintomatología suele disminuir notablemente, sin embargo, también debemos de tener en cuenta los centímetros de separación por encima del ombligo, el ancho y la profundidad. Todo dependerá por lo tanto del grado de diástasis.
Una separación mayor de 2,5 centímetros confirma la presencia de diástasis, que si llega a 4-5 centímetros debe de ser intervenida quirúrgicamente.
El método diagnóstico más fiable sería la realización de ecografía para medir realmente los centímetros con menos margen de error.
Aún en caso de que la diástasis sea grave y haya dolor a la contracción abdominal, o bien que tejido conectivo esté muy dañado, la fisioterapia tendrá un papel fundamental antes y después del tratamiento para que la musculatura llegue en el mejor estado posible y para reeducar la función de la cincha abdominal.
Busque un fisioterapeuta especializado en suelo pélvico o bien a un osteópata para que le guíe en el abordaje de esta disfunción. El osteópata puede acelerar la recuperación mediante las manipulaciones, dando una mejora de movilidad en estructuras que pueden influenciar la estabilidad lumbopélvica. Un tratamiento adecuado con ejercicios guiados puede dar una mejora de la sintomatología notable en un periodo de unos 7-10 meses. No está mal adaptar la dieta para mejorar el estreñimiento o síntomas digestivos en su caso.
Sí vas a quedarte embarazada de nuevo, ahora más que nunca, debes estar supervisada por tu fisioterapeuta, puesto que tienes más factor de riesgo para que de nuevo se produzcan diástasis de los rectos.