Se trata de una enfermedad crónica, inflamatoria y obstructiva de las vías respiratorias, en la cual, el bronquio se estrecha transitoriamente y va a producir problemas respiratorios recurrentes. El asma bronquial se caracteriza por una hiperreactividad bronquial ante determinados estímulos, lo que clínicamente cursa con tos, disnea y silbilancias, además de la alteración del patrón respiratorio diafragmático. Tiene periodos sintomáticos y periodos asintomáticos.
Etiología u origen del asma bronquial
El asma es una enfermedad que afecta a las vías respiratorias cursando con una hiperreactividad de las mismas ante determinados estímulos. Esta enfermedad es muy compleja, dándose en pacientes que tienen predisposición genética y de la interacción con diferentes factores, hace que se manifieste de distintas maneras, pudiendo clasificarse en dos grupos:
Pacientes con asma extrínseca o alérgica:
Suele afectar a niños y jóvenes con antecedentes familiares de asma y tabaquismo; y con antecedentes personales de alergia. En estos pacientes las pruebas cutáneas son positivas a la inyección subcutánea de extractos antigénicos y el test de provocación es positivo a la inhalación del antígeno específico. Los estímulos que provocan la reacción alérgica y consecuentemente el desencadenamiento de las crisis pueden ser:
- Sustancias de origen animal como epitelios de animales.
- Sustancias de origen vegetal como pólenes, flores, árboles...
- Ácaros.
- Fibras textiles.
- Alimentos.
- Medicamentos.
Pacientes con asma intrínseca o idiosincrásico:
Suele afectar a pacientes con edad superior a 45-50 años, que no poseen antecedentes familiares ni personales de alergia. En este caso, el asma, en lugar de manifestarse de forma episódica tiende a mantenerse crónicamente. Los estímulos que habitualmente desencadenan la hiperreactividad de las vías respiratorias pueden ser:
- Inhalación de frío, ejercicio o combinación de estos dos.
- Medicamentos, sobre todo los antiinflamatorios y la aspirina.
- Factores ambientales contaminantes, sobre todo el humo del tabaco.
- Productos del lugar de trabajo como metales, compuestos orgánicos, resinas plásticas...
- Enfermedades infecciosas de tipo vírico (denominado asma ocupacional).
- Otros factores como el estrés, embarazo, menstruación y hernia de hiato.
Clínica del asma
Independientemente de la clasificación del asma, las consecuencias son las mismas: hiperreactividad ante el estímulo desencadenante que va a provocar:
- Broncoespasmo del músculo liso bronquial, causado por activación anormal del sistema parasimpático que produce la broncoconstricción.
- Inflamación con edema de la mucosa respiratoria.
- Hipersecreción mucosa.
Síntomas más comunes del asma
Los síntomas pueden ser variables en intensidad y duración. Los síntomas también pueden variar en la misma persona, entre dos crisis diferentes.
- Disnea (sensación subjetiva de ahogo). Suele ser más intensa por la noche y puede llegar a despertar al paciente.
- Tos irritativa.
- Sibilancias (pitidos que se escuchan al pasar el aire por las vías respiratorias estrechadas).
- Hipersecreción mucosa, expectoración pudiendo llegar a expectorar un molde bronquial (moco denso con forma cilíndrica que es el molde de la vía respiratoria).
- Inhibición del patrón respiratorio diafragmático.
- Patrón respiratorio apical con hiperactividad de los músculos accesorios respiratorios.
- Tendencia a la hiperinsuflación.
- Hipoxia y cianosis en labios, y uñas (disminución de la concentración de oxígeno en sangre).
- Ansiedad.
- Nerviosismo.
- Taquicardia: aumento de la frecuencia cardiaca.
- Taquipnea: aumento de la frecuencia respiratoria.
Clasificación de los pacientes en función de la clínica
Pacientes asmáticos con disnea paroxística:
Son pacientes que se encuentran en la fase inicial de la enfermedad. Tienen crisis asmáticas cuando están en contacto con el estímulo que las provoca, pero los periodos intercrisis son asintomáticos.
Pacientes asmáticos con disnea continua:
Estos pacientes están en un estadio más avanzado de la enfermedad. Además, de tener crisis los periodos intercrisis son sintomáticos. Las crisis son más difíciles de controlar, pudiendo llegar a entrar el paciente en estatus asmático (las silbilancias se escuchan en espiración, inspiración o no se escucha, la frecuencia respiratoria es mayor de 30 respiraciones por minuto y la frecuencia cardiaca es mayor de 130). En este caso de crisis es necesario la hospitalización.
En estos pacientes se han establecido diferentes niveles de severidad:
- Leve: el paciente tiene más de una crisis a la semana pero menos de una diaria o más de dos crisis nocturnas al mes.
- Moderada: el paciente tiene síntomas más continuos y más de una crisis nocturna a la semana. Se limita la actividad física y puede alterarse el sueño. La aplicación de un broncodilatador puede normalizar la función pulmonar.
- Severa: el paciente tiene síntomas continuos diurnos y nocturnos con gran limitación física y alteración del sueño. La aplicación de un broncodilatador no normaliza la función pulmonar.
Diagnóstico del asma bronquial
Los pacientes con esta enfermedad presentan un patrón muy sintomático, pero para diagnosticar el asma se necesita realizar alguna otra prueba complementaria:
- Espirometría: una variación mayor del 20% y todos los valores que reflejan el flujo espiratorio están disminuidos, quiere decir que existe un patrón obstructivo típico del asma bronquial y que se da en pacientes con disnea continúa. Luego, hay que confirmar la enfermedad con un test broncodilatador. Por otro lado, una variación menor del 20% o ninguna variación (espirometría normal) se da en pacientes asmáticos con disnea paroxística, y para diagnosticar la enfermedad se realiza un test de provocación.
- Determinación del Pico Flujo Espiratorio (Pef): es una prueba sencilla que puede realizar el propio paciente en su casa. Es una prueba de gran valor para el diagnóstico y seguimiento de los pacientes con asma. Una variación diurna de un 20%, tres días a la semana durante dos semanas sugiere fuertemente diagnóstico de asma.
- Radiografía de tórax: permite descartar focos de infecciones u otras patologías y evaluar la presencia de complicaciones, puede estar alterada en pacientes en fase crónica avanzada.
- Gasometría arterial basal: confirma la existencia de insuficiencia respiratoria por descenso de la presión parcial de oxígeno en sangre.
- Pruebas de atopía (Prick test en el antebrazo o espalda): sirve para identificar agentes desencadenantes pero sin utilidad en el diagnóstico.