Comentario
Muy interesante
Mediante el siguiente artículo se quiere dar a conocer la anatomía de la pelvis de una mujer; por ello se describirán los principales huesos, músculos y estructuras de la pelvis de la mujer junto con las funciones y acciones que puede realizar el suelo pélvico.
La pelvis ósea (1) está formada por los ilíacos y el hueso sacro y se divide en dos partes:
El plano inferior que delimita la pelvis menor caudalmente (por debajo) se denomina estrecho inferior de la pelvis.
La pelvis femenina (2) se encuentra en la región inferior del tronco, que se dividirá en pelvis mayor y menos como se mencionó anteriormente. La pelvis femenina se caracteriza por ser una cavidad que se estrecha hacia su parte inferior y que se encuentra limitada por diversos huesos, como se puede apreciar en la imagen. Dentro de esta cavidad ósea se encuentra alojado el aparato reproductor femenino.
Los diámetros obstétricos son importantes de cara al embarazo y al parto:
Cuando hay disminución de estos diámetros de la pelvis femenina, la mujer presentará incapacidad en la posibilidad de desarrollar partos naturales.
Una disminución de los diámetros de la pelvis menor implica que esa mujer tendrá mayor riesgo de daño en la musculatura del suelo pélvico durante el parto.
En la zona central encontramos el útero, por delante de él está la vejiga con la uretra y por detrás, el recto. Entre estas tres estructuras hay fondos de saco o suturas de tejido fibroso que las separan. El saco que separa la vejiga del útero se denomina saco vesico-uterino y el saco que separa el útero del recto se denomina saco de Douglas.
El útero, en su parte superior y laterales, se comunica con las trompas de Falopio, las cuales finalizan en los ovarios.
La vejiga es un músculo membranoso que tiene una inclinación más o menos paralela al estrecho superior de la pelvis (60º con la horizontal); por delante se relaciona con la uretra y por detrás con el recto. Su pared está cubierta por músculo liso denominado músculo detrusor.
La uretra es el conducto de salida del sistema vesical y es más corta en la mujer que en el hombre, por lo que hace que las mujeres sean más susceptibles a padecer infecciones urinarias. Encontramos un esfínter interno formado por musculatura lisa y uno externo formado por musculatura estriada o voluntaria.
Todas estas estructuras están suspendidas por una serie de fascias y aponeurosis (tejido fibroso) que se fijan en sus paredes y las anclan a la pared abdominal, región lumbar, pelvis ósea… para evitar su caída y correcto funcionamiento.
Los humanos tenemos muchos detalles que nos caracterizan individualmente (3), pero en el caso particular de la pelvis el sexo de una persona puede indicar que sea estructuralmente de una u otra forma. ¿Por qué hay una diferencia estructural entre el sexo femenino y el masculino? Pues porque la pelvis de la mujer tiene un adicionalmente un objetivo: además del sostén de las vísceras, la pelvis de la mujer sirve de medio de gestación y debe tener características especiales para que el bebé pueda pasar a través de ella durante el parto. Es por ello que podemos nombrar algunas de las diferencias entre la pelvis del hombre y la mujer que describimos a continuación:
Como podemos observar existen diferencias remarcables entre una pelvis y otra, pero todas con un propósito o fin específico.
El suelo pélvico está formado por un conjunto de músculos estriados que cierran por debajo la pelvis menor y juegan un papel importante en el embarazo, parto y en la incontinencia urinaria.
La musculatura del suelo pélvico se organiza en tres planos:
Entre las funciones de la musculatura del suelo pélvico encontramos el sostén de las vísceras urogenitales en su sitio. El músculo elevador del ano es el que realiza la función de sostén más importante, ya que es el más potente y su contracción mantiene y empuja las vísceras hacia arriba y adelante. Otra acción importante de la musculatura del periné es el refuerzo de los esfínteres uretrales y anales, evitando así la defecación y la micción involuntarias.
En condiciones normales, el esfínter uretral externo está relajado mientras que el interno está en contracción. En el proceso de diuresis la vejiga va aumentando de presión hasta que es superior a la de la uretra y es en ese momento cuando notamos ganas de hacer pis y para ello contraemos el esfínter externo, mientras que el resto de la musculatura del suelo pélvico ayuda a controlar la micción. Tras orinar podemos seguir teniendo ganas ya que el riñón sigue trabajando.
Debido a la estructura de la pelvis femenina, la misma está más predispuesta a ciertas lesiones que la pelvis masculina. Podemos nombrar por ejemplo la tendinitis del músculo iliopsoas o psoas ilíaco: una inflamación del tendón de inserción de este músculo que genera dolor a nivel de la ingle. La tendinitis del psoas ilíaco se produce por desequilibrios musculares y mecánicos y alteraciones viscerales, éstas últimas muy frecuentes en las mujeres (sobre todo las alteraciones viscerales de los órganos reproductores).
Pero más allá de las lesiones propias de la pelvis femenina tenemos las lesiones producto de su estructura en otros sitios del cuerpo:
A continuación te presentamos el resumen de algunos aspectos importantes sobre la pelvis femenina:
Muy interesante
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